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Ahora más que nunca por el confinamiento… debemos terminar las peleas y lograr que nuestros hijos entiendan y obedezcan.

A Joaquim le encanta bañarse tanto como jugar, pero por mucho que le guste el agua no significa que sea fácil separarse de sus juguetes. Todos los días pasamos por un mal rato cuando escucha que es momento del baño. Hasta que encontramos la solución.

Agrego que esto nos funciona bien por ahora y que indudablemente en unos cuantos meses (o incluso antes), deberemos ingeniarnos algo más.

Lo que hicimos para terminar con las peleas y que obedezca fue…

 

 

Presentarle el reloj

Así, tal y como suena. Tomé un reloj pequeño que tenemos por la sala, de esos que se le puede programar la alarma, y se lo mostré. Le conté que sirve para decirnos en qué momento debemos hacer las cosas tales como comer, bañarnos y dormir. Luego le presenté al minutero y simplemente dije «cuando este palito largo llegue hasta acá, será momento de bañarse, así es que ve a jugar que yo te aviso cuando sea la hora».

Y… funcionó. 👌

¿Bastante simple no?

Pues resulta que esto encaja dentro de las «obviedades obviadas». A veces nos volvemos una maraña sin saber qué hacer y resulta que hay cosas sencillas que pasamos por alto por el mismo hecho de que las consideramos una simpleza. Y me incluyo.

El punto es que fue la primera vez que avanzamos con la rutina nocturna sin tanto alegato ni malas caras. Teníamos un pacto y fue cumplido.

 

 

¿Por qué NO funcionó mi método anterior?

Antes de emplear esta estrategia lo que hacía era decirle… «en 10 minutos toca baño», o bien… «Te quedan 5 minutos de juego». Esto fue un desastre por la sencilla razón de que a sus tres años aún no posee la madurez suficiente para tener conciencia sobre el transcurso del tiempo. Al decirle que en cinco o diez minutos se termina su actividad él no tiene claridad acerca de qué tan extenso es dicho tiempo, lo único que entiende es que ya no podrá jugar y se frustra.

Como padres debemos conocer que lo que funciona con nuestros hijos al año de edad, no funcionará a los tres o siete, de la misma forma que el recurso que utilizamos con niños más grandes no funcionará con los pequeños.

Tenemos que adaptar el contexto y estrategias a su fase de desarrollo, para ello es importante saber identificar la etapa por la cual atraviesa nuestro hijo, pero ese será tema para otro post.

 

 

ATENCIÓN

No vale aplicar el método para cada momento del día, porque lo más probable es que el niño se fastidie y no surta efecto; tampoco queremos llenar de ansiedad al pequeño y que sienta que debe vivir pendiente del reloj. Por lo tanto, reservemos esto para un momento específico del dia hasta que vaya ganando noción del tiempo y ya no necesite de este recurso visual.

Si le has dicho a tu hijo que dispone de tiempo «hasta que el palito llegue al 4» deberás asegurarte de que vean juntos el reloj a esa hora precisa porque si te pasas digamos con cinco minutos, lo más seguro es que él no se convenza de la legalidad del asunto y empiecen los problemas. Ya me sucedió. 🤦‍♀️😂

¿A alguien le ha resultado útil esta idea?

Ojo que aquí no estamos descubriendo el agua tibia, simplemente poniendo sobre la mesa las opciones que a veces se nos quedan olvidadas o que pasamos por alto. Y las propongo desde mi propia experiencia.

 

 

Escrito por: Andrea Velasco, Psicóloga. Instagram: @psicolog.a

 

 

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