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En esta oportunidad compartimos una nueva mirada u opinión respecto a cómo enfrentar el cáncer.

“Una nueva mirada”… Cuando una enfermedad irrumpe repentinamente en la vida, todos los escenarios de ella se verán afectados, más si esta enfermedad es el cáncer, al cual se lo asocia con la idea de la muerte, con el temor de todo lo que esto conlleva y sobretodo si el diagnóstico se relaciona con una parte del cuerpo llena de significaciones subjetivas y culturales para la mujer cómo lo es el cáncer de mama.

Aquella mujer enfrenta una doble batalla, seguro la más compleja y dolorosa de su historia, porque no sólo va a luchar por salvar su vida si no también deberá afrontar la posibilidad de perder su seno, de verse distinta, de no sentirse completa; siendo éste un diagnóstico que produce importantes efectos en su estado emocional y que pone a la paciente ante cambios significativos en su imagen corporal, en su feminidad y a su vez en su relación con el otro, tanto a nivel familiar, social y por supuesto en su relación de pareja. Por lo tanto el cáncer de mama no afecta sólo la dimensión biológica de la mujer, si no también su representación de cuerpo y su vínculo con el otro.

Esta enfermedad genera en la paciente importantes efectos en su estado emocional desde el momento en que conoce su diagnóstico, siendo las emociones más frecuentes: temor, ansiedad, preocupación, tristeza, enojo, nerviosismo, labilidad emocional, entre otros. Es posible en ciertos casos llegar a sentirse deprimida, eso dependerá de cómo cada paciente logre sobrellevar este momento y los recursos emocionales con los que cuente a lo largo de su proceso.

 

 

Una «nueva mirada» para afrontar el cáncer

Las pacientes viven los tratamientos oncológicos cómo intervenciones que dejan importantes secuelas orgánicas y afectivas, y a las cuales se someten con el fin de luchar por su vida. Las cirugías modifican el cuerpo dejando en aquellas cicatrices las marcas de lo perdido (salud, feminidad, belleza, sexualidad, el ser mujer). Ahora se establece la evidencia de que algo ha cambiado, es otra la imagen que aparece frente al espejo, la cuál se vive como desconocida, invasora, dándose el reconocimiento de la pérdida.

Es allí donde muchas mujeres relatan que esta experiencia cambió la relación con sus parejas; algunas veces porque se encontraron con el rechazo explícito o el temor del otro para acercarse a ellas, pero la mayoría de las veces porque ellas mismas no se sentían bien frente a la mirada de su pareja o al ser tocadas, pues sentían vergüenza de evidenciar eso que cambió en su cuerpo y que por lo tanto trae el recuerdo de lo perdido.

Para toda paciente el apoyo de su familia es fundamental a lo largo de este proceso de enfermedad, es necesario que la paciente cuente con una red familiar presente, que le muestre su amor y afecto, que le brinde cuidados, que tenga una comunicación frecuente con ella sobre cada momento que vive y que sea su principal soporte emocional durante sus tratamientos, citas y controles.

 

 

Un diagnóstico oportuno

Así mismo es imprescindible que desde el inicio de la enfermedad y al recibir este diagnóstico, toda paciente cuente con atención psicológica, la cual sea parte del tratamiento integral que reciba y de esta forma se le de el seguimiento respectivo, a lo largo de su proceso de tratamiento y cirugía, contribuyendo a mantener un estado emocional adecuado tanto para la paciente como para su núcleo familiar que la acompañe en este momento difícil de su vida.

El diagnóstico de cáncer de mama genera en la mujer la experiencia de múltiples pérdidas, de todo aquello que ama; por ello es necesario que toda paciente que atraviesa este proceso pueda trabajar en todo aquello que le genere cambios en su estado emocional, en su dinámica familiar y de pareja; para que así pueda iniciar un trabajo de elaboración del duelo, una elección que se plantea entre el dolor y la vida, entre aferrarse al dolor de lo perdido o darse la oportunidad de una nueva posición subjetiva que sea compatible con la vida, asumiendo una nueva mirada de si misma y del vínculo que establezca con el otro.

 

 

Escrito por: Psicóloga Clínica Andrea Rubio Narváez.

 

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