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¿Cuáles son las consecuencias físicas y psicológicas de la ingesta frecuente de alcohol? Te invitamos a conocerlas y compartir este artículo.

El alcohol es una sustancia tóxica legal —a diferencia de otras sustancias ilegales, como la marihuana o la cocaína— que puede ser adquirida sin restricción por cualquier persona mayor de edad. Sin embargo, resulta alarmante cuán aceptado es el alcohol socialmente.

Ahora bien, se conoce que la ingesta frecuente de alcohol afecta a diferentes órganos, como: el hígado, el estómago, el colon y el sistema nervioso. Todas estas afectaciones son consecuencias físicas del alcoholismo, pero muchas personas desconocen las consecuencias psicológicas de esta enfermedad.

Por ejemplo, cuando la persona ingiere alcohol en pequeñas dosis, esta alcanza primero un efecto estimulante sobre el sistema nervioso central, produciendo cambios de conducta, como desinhibición, verborrea, risa desmedida, etc.; pero al continuar el consumo y llegar a cantidades excesivas, el alcohol se comporta como lo que realmente es: un depresor del sistema nervioso.

Además, el alcohol conlleva a la pérdida progresiva del dominio personal, altera el sentido de la realidad, retarda la capacidad de reacción, disminuye la capacidad de análisis, hace que la persona tome decisiones inadecuadas, etc. Sumado a eso, la ingesta de alcohol conlleva a la aparición de malestares físicos, como: cefaleas, sudoración excesiva, náuseas y vómitos, temblores, fiebre, taquicardias, etc.

Sin embargo, si la ingesta alcohólica se vuelve crónica, se presentarán también alteraciones del temperamento y del carácter, acompañadas de variaciones de la personalidad, depresión, tendencia a la irritabilidad, conducta disfuncional e inestabilidad afectiva. Todo esto coloca a la persona en estado de vulnerabilidad física, psicológica y emocional, logrando que esta sea susceptible a los factores de riesgo.

 

INGESTA FRECUENTE DE ALCOHOL 1

 

Consecuencias de la ingesta frecuente de alcohol

La ingesta constante de alcohol también produce alteración de las sensaciones, ya que perturba el funcionamiento de los sentidos. El primer sentido que se ve afectado es el oído, que va disminuyendo su función auditiva; por eso, la persona ebria tiene tendencia a gritar. Posteriormente, se afecta la visión, lo cual se manifiesta por la alteración de la percepción de distancia, profundidad y movimiento; esto conlleva a una mayor tendencia a los accidentes.

Luego sigue la sensibilidad táctil, que se ve afectada en los receptores de temperatura, tacto, presión y dolor; por eso, la persona ebria no siente dolor al golpearse. Y por último, se afectan el gusto y el olfato, lo cual se manifiesta mediante la disminución de la percepción de sabores y olores; esto hace que la persona ebria tenga predisposición a ingerir comidas muy condimentadas.

Así el cuerpo, al recibir información inadecuada de los sentidos, altera su percepción y la persona experimenta un sueño intenso que, al estar alcoholizada, se convierte en estupor acompañado, en algunos casos, de relajación de esfínteres y vómito.

Finalmente, cabe mencionar que la ingesta frecuente de alcohol agrava más la salud de los pacientes que presentan predisposición a desencadenar patologías psiquiátricas, tales como epilepsia, trastorno de ansiedad, esquizofrenia, trastorno bipolar, trastornos delirantes, trastornos de la personalidad, trastornos depresivos y tendencias suicidas.

Por eso, se recomienda evitar o disminuir la ingesta de alcohol; en caso de no poder lograrlo, se debe buscar ayuda en centros especializados, ya que, de continuar bebiendo, la persona desarrollará trastornos psicológicos y físicos.

 

INGESTA FRECUENTE DE ALCOHOL 2

 

Estrategias para abandonar este vicio

Se deben tomar en cuenta las siguientes estrategias para abandonar el alcohol:

  • Evite reunirse con personas con las que usted sabe que tienen tendencia a la bebida y acudir a lugares donde generalmente se ingiere alcohol.
  • Si su grupo de compañeros tiene tendencia alcohólica, usted debe alejarse de ese grupo de amistades.
  • Es necesario que usted planifique actividades que disfrute dentro y fuera del hogar, individuales o grupales, y que no involucren al alcohol.
  • Evite comprar alcohol, ya que tenerlo en casa facilita su ingesta.
  • Elabore y siga un plan para manejar las ganas de beber, dedicándose a otras actividades, de preferencia al aire libre, como pasear en bicicleta, patinar, caminar, nadar o practicar algún otro deporte, etc.
  • Si no puede manejar esta situación, debe buscar un grupo de apoyo y ayuda profesional.
  • Recuérdese a sí mismo por qué decidió dejar de beber.
  • Hable con alguien de confianza cuando tenga ganas de beber.
  • Piense, prepárese y ponga en práctica una manera amable, pero firme, de dar una excusa para negarse a beber cuando le ofrezcan una bebida alcohólica.

 

INGESTA FRECUENTE DE ALCOHOL 3

 

Escrito por: Dra. Patricia Marcial, Profesora Escuela de Psicología UEES.

 

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