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Dicen que uno no solo se casa con la pareja sino con su familia, y es cierto, los parientes del cónyuge son inherentes a él, por eso construir y conservar una relación armónica con la familia del cónyuge es esencial para el bienestar del matrimonio.

Prudencia

“Tanta prudencia se necesita para gobernar un imperio, como una casa” – Friedrich Engels.  Posiblemente muchos conflictos podrían evitarse si en todo momento se actuara con prudencia, esta virtud le proporciona al ser humano el dominio de sí mismo, le permite pensar antes de actuar y le ayuda a determinar en qué momento se puede expresar algo o en qué momento es mejor dejarlo. Algunas veces hay que hacerse de oídos sordos frente a algún comentario de los suegros, pues son cosas en las que no vale la pena profundizar, ni poner en conflicto el matrimonio.

Respeto

Los suegros merecen respeto. Son los padres de la persona de la que se ha enamorado y se ha elegido para compartir la vida. Es inevitable tener una relación con ellos y este vínculo deberá partir siempre de las buenas maneras. Es necesario cuidar las palabras, las discusiones acaloradas, los roces, las miradas y respuestas subidas de tono. Hay que saber expresar las opiniones de la mejor manera posible, pues siempre se ha de tener presente que cuando se hiere a los suegros, de alguna forma se hiere al cónyuge

Evita las comparaciones
Cada quien fue educado de una forma, tal vez muy diferente, lo cual no debe ser objeto de comparación. Si se conociera mejor cómo fue la crianza del cónyuge, tal vez se podría comprender muchas de sus actitudes, miedos, frustraciones, etc. De manera que, en lugar de comparar la educación impartida por los suegros, es mejor tratar de comprenderlos dentro de un contexto con unas condiciones particulares.

El matrimonio es de dos

Es sano y conveniente para el matrimonio, establecer unos límites con la familia de origen de cada uno. Hay temas que sólo conciernen a los esposos y no es necesaria la intromisión de los suegros, a no ser que los hijos pidan su opinión. También hay momentos en que los esposos deben vivir solos, habrán otros espacios para compartir con las familias.

Todo sea por la armonía familiar

El primero en pagar los platos rotos de una mala relación con los suegros es el cónyuge, así que por el amor que existe entre los dos, se debe ceder muchas veces. Un buen matrimonio conlleva esfuerzo y sacrificios y muchas veces los suegros son el “tema difícil” del matrimonio, pero con un buen manejo, paciencia, respeto y la mejor actitud, harán que los momentos difíciles sean afrontados de la mejor manera; por el bien de los esposos y por la tranquilidad en los corazones de la familia política.

Comunicarse con el cónyuge

La comunicación en pareja será la mejor herramienta para afrontar cualquier dificultad con la familia política. Con mucha delicadeza y empatía se le pueden expresar al marido o a la esposa, los desacuerdos con su familia o las actitudes que le generan incomodad. Ambos esposos deben buscar la solución, así como comprometerse a superar el problema. Lo importante es que el amor conyugal jamás se vea afectado por la relación con los suegros. De esta forma todos los esfuerzos deben estar enfocados a construir un hogar y a proteger el matrimonio.

Vía: LaFamilia

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