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Este emprendimiento, originado en Cuenca, busca ser responsable con el medio ambiente mediante la transformación de plástico en madera.

Hoy en día, a nivel mundial, solo el 9% de todo el plástico que hemos producido y consumido hasta la actualidad se ha reciclado, el 12% se ha incinerado, y la gran mayoría, el 79%, ha terminado en vertederos o en el medio ambiente, según cifras de Greenpeace. Ante estas alarmantes cifras, surgen iniciativas como la de Heriberto Morocho, que buscan disminuir la huella ecológica generada por la demanda del ser humano.

La empresa cuencana fue creada tres años atrás por Heriberto con el objetivo de ayudar al medio ambiente, pero también para enviar un mensaje a todos los ecuatorianos: “la tierra es la única casa que poseemos, por eso tenemos que cuidarla y buscar soluciones y alternativas, que sí las hay, para el manejo de residuos y procesos industriales”. Disecoarvol se encarga de transformar el plástico, que es su materia prima, para obtener madera sintética o plástica.

¿Por qué usar plástico?

Según la ONU, más de 13 millones de toneladas de plástico ingresan a los océanos y se estima que el 99% de las aves marinas habrían ingerido plástico. Ante la evidente falta de un sistema óptimo de recolección o procesamiento del residuo más abundante del país, y del mundo entero, Heriberto se propuso a iniciar este proyecto con el fin de responder a la necesidad mundial sobre una alternativa eco amigable para el manejo del procesamiento del plástico.

Disecoarvol posee alianzas con algunas empresas que tienen como residuo post industrial el plástico y, adicionalmente, también compra a recicladores particulares. Así obtiene la materia prima para poder producir tablas, postes y tablones, que realmente son los productos más vendidos y el fuerte del negocio.

Al pensar que es plástico reciclado, se cree que es material no resistente y tal vez poco deseado. Sin embargo, el proceso productivo se lo realiza con maquinaria industrial. El plástico ingresa a unos molinos en los cuales es picado en los espesores necesarios. Posteriormente, es introducido en una tolva de calentamiento, una vez que se calienta pasa a la segunda fase que es la extrusión. Finalmente, el plástico procesado es vertido en moldes para obtener el producto final. Actualmente se lo está utilizando en proyectos del Municipio, con entidades gubernamentales, en empresas privadas como Lojagas y Austrogas; y en el área del Cajas se están desarrollando caminería ecológica, pasamanería y balcones ecológicos con sus productos.

Responsabilidad social ambiental

Pensar en el cuidado del medio ambiente es, primero que todo, pensar en el bienestar de las personas y la sociedad. Ya se mencionó los beneficios ecológicos; sin embargo, hay que destacar que la empresa cuencana está limpiando la ciudad. Es decir, está contribuyendo al patrimonio y a la cultura ya que embellece la ciudad al liberarla de residuos sólidos, mientras mejora la calidad de vida de sus habitantes y alarga la vida útil de los rellenos sanitarios.

Adicionalmente, Disecoarvol ha brindado capacitaciones a la comunidad sobre el manejo de residuos no peligrosos más comunes como lo son el plástico, el cartón y el vidrio. También ha trabajado en cuidados de fuentes hídricas y áreas protegidas. Finalmente, la juventud también ha sido parte del proceso y dentro de las aulas se ha enseñado a: clasificar los residuos, cómo se manejan y a dónde van a parar.

A pesar de todos lo beneficios, Heriberto comenta que no ha sido tarea fácil implementar la maquinaria necesaria para el montaje de su empresa. Esto ha sido así porque, desgraciadamente, la falta conciencia medioambiental y las misma autoridades no comprenden la importancia de pensar a largo plazo. “No hay que pensar únicamente en la parte económica, sino también en el beneficio común y en qué planeta queremos dejarles a las futuras generaciones. Las empresas debemos trabajar muchísimo más en la parte ecológica y ambiental, que se verá reflejado en la parte social”, sentenció el empresario.

Conoce más sobre esta iniciativa: www.arvol.com.ec

Por Santiago Escandón

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