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El verdadero empoderamiento femenino va mucho más allá de la lucha, derechos y exigir igualdad, es vivir felices consigo mismas.

Por décadas, se habla acerca del empoderamiento, y lo podemos evidenciar en todos los acontecimientos históricos, donde muchas mujeres lucharon por sus derechos y la igualdad de todas.

De hecho, el día de la mujer no se celebra sino, que se conmemora ya que es un día donde se recuerda el incendio del 25 de marzo de 1911 de la fábrica Triangle Shirtwaist donde 146 trabajadoras, la mayoría jóvenes inmigrantes murieron. Así que gracias a un sin número de mujeres valientes y decididas se abrió el camino a la equidad.

Debido al anterior acontecimiento ya muchos otros, hoy podemos disfrutar de derechos como la educación, el voto, y condiciones más aptas en los trabajos. Actualmente tenemos nuevos desafíos es por eso por lo que debemos reconocer.

 

 

¿Qué significa realmente el empoderamiento?

El empoderamiento hace referencia a la activación de los recursos y fuerza interna de una mujer, para esto es absolutamente necesario un trabajo personal, donde cada persona se responsabiliza de su vida haciéndole honor a sus necesidades y a su voz, por lo tanto, lo opuesto al empoderamiento es el victimismo.

Lo indicado no quiere decir, que no haya derecho a expresar emociones, por el contrario, expresar lo que se siente es un acto de amor propio, sino, más bien hace referencia a quedarse sumergida en una problemática, donde existe una queja constante frente a distintas situaciones que le suceden. Así que esto solo se rompe cuando la mujer logra conectar consigo misma, cuando reconoce su potencial y empieza a desarrollar acciones que le generan bienestar.

Iniciar un trabajo personal

Para iniciar un trabajo personal es importante tener en cuenta:

El pasado ni la historia personal debe determinar ni el presente ni el futuro

Aunque en la niñez se hayan vivido muchas cosas injustas y difíciles, o exista una base familiar tóxica o disfuncional, no significa que no exista la oportunidad para romper esa cadena nociva y fabricar una nueva historia de vida.

El pasado nos da información, nos ayuda a comprender muchas cosas sin embargo no podemos convertirlo en una justificación. Si pasaste por situaciones traumáticas puedes solicitar ayuda y sanar. Lo anterior es un paso para empezar a responsabilizarse. Si bien de pequeños no hay opciones, de adultos sí, ya que existe una autonomía en la toma de decisiones que se pueden convertir en acciones saludables.

No confundir el amor con dolor o violencia

Dejar de lado el concepto de amor “romántico de telenovela” y asumir que el amor es una construcción de dos adultos que cada día nutren la relación donde los protagonistas son; el respeto, la libertad sana, la evolución los acuerdos entre otros. alejando así el dolor y el maltrato.

Mirar hacia dentro

Tener acciones que fortalezcan el autoconcepto.

Activar el pensamiento reflexivo

Leer, aprender algo bueno, tener conversaciones de valor, etc.

Cultivar las relaciones sociales

Conservar esos lazos de amistad con personas significativas, hacer voluntariado. Nutrir las relaciones en general, no asumir que las personas deben estar ahí porque si, sino tener consciencia de qué los vínculos se cuidan.

Actividad física

Mover el cuerpo, caminar, hacer ejercicio, esto no solo cuida el cuerpo sino también la mente.

Convertir los anhelos en realidades

Fabricar planes de acción para desarrollar las metas es algo valioso. Es importante iniciar con pasos muy pequeños y cada avance celebrarlo como algo muy valioso.

Amar el placer de vivir

Valorar en tiempo presente, abrazar el milagro de la vida, valorar, momentos de la naturaleza, conectar con los cinco sentidos, disfrutar de los aromas y sabores de la vida. todo esto facilita, centrarte en el presente y darle el valor que merece el despertar cada día.

En conclusión, amarnos y hacernos cargo de nosotras mismas, confiar y cultivar nuestro potencial, es un acto de revolución y empoderamiento. Ese es el mejor método para conmemorar todos los días, el día de la mujer.

 

 

Escrito por: Psic. Carol Obando, Directora Centro Internacional de PNL, Coaching y Psicología.

 

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