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Para conmemorar el Día Internacional de la Enfermera,compartimos: ¿Cómo es ser enfermera de UCI en tiempos de COVID-19.

Hace 200 años un día como hoy, 12 de mayo, nació quien sería la madre de la enfermería moderna, Florence Nightingale. Gracias a ella, las enfermeras ahora se forman en aulas universitarias, e incluso se especializan.

Para ser enfermera hoy en día, hay que estudiar y aprender muchísimo, tener conocimientos no solo del cuerpo humano, sino de farmacología, estadística, tecnología, psicología, en fin, muchas materias. Pero creo que nadie, ni la más estudiada y especializada, podría decir que estaba preparada para algo como esto, como la pandemia del COVID-19.

 

 

Afrontando el COVID-19

He hecho carrera en Cuidados Intensivos, y he tenido que estudiar mucho, para cuidar pacientes recién trasplantados, pacientes intervenidos de cirugías cardiacas o neurocirugías y más.

De un momento a otro, la vida me cambió, y ahora, junto al resto del equipo, recibo pacientes COVID positivos. Intempestivamente, recibimos al primer paciente y, desde aquel día 17 de marzo del 2020, empecé a hacer duros turnos de 24 horas, con tanto miedo y ansiedad, que nunca me dio sueño, estaba impaciente.

Al día siguiente, llegué a mi casa completamente impactada, nunca había visto a un paciente complicarse tan rápido. La enfermedad es tan devastadora, que a pesar de darle todos los cuidados, a pesar de ver a los médicos trabajar durísimo, llegué a mi casa sintiendo como si no hubiéramos podido hacer nada por él, y de así empezó la pesadilla.

La siguiente guardia tendríamos el área llena, pacientes despiertos y, otros sedados e intubados, llegar y ver este escenario estremecería a cualquiera. Todos estábamos bajo tanta tensión, ponerse todo el equipo de protección con tanto cuidado, nadie quería contagiarse, ni peor llevar el virus a sus propias casas, entrar al área sabiendo que no podríamos salir hasta el día siguiente, que íbamos a estar ”atrapados” ahí para evitar la propagación del virus, un sinfín de cosas que nos preocupaban. Y luego, ver a nuestros pacientes. Nosotras sentimos dolor, vemos alegría, somos testigos de su angustia y, compartimos alivio, pero no, nadie nos preparó para esto.

Muchas nos hemos contagiado, nos recuperamos y, hemos vuelto al trabajo con la misma dedicación y cariño que antes.

 

 

La realidad

La mayoría de nuestros pacientes están bajo sedación, tienen asistencia para respirar, comer, dormir, por medio de aparatos y máquinas. Así que depende de nosotros cuidar de ellos, asegurarnos que las máquinas estén funcionando, que la medicina sea administrada, que sus signos vitales estén dentro de los rangos normales, cuidar de su piel y sus músculos ya que ellos están inmóviles, estar pendientes de cualquier cambio o novedad para enseguida comunicar al personal médico y poder resolverlo lo antes posible.

Debido a la gran capacidad de contagio que tiene este virus, no podemos permitir que ingresen familiares a visitar a los enfermos, así que nos toca a nosotros ser sus acompañantes, ser quienes se preocupen por ellos y que les demuestren cariño así estén bajo sedación. Y, a quienes están despiertos, quienes, sí extrañan a sus familias y amigos, quienes están en primera fila viendo como unos mejoran y otros no, para esos pacientes, es indispensable estar presentes para escuchar sus miedos, darles palabras de aliento o, simplemente estar ahí para ellos.

Las enfermeras no estamos acostumbradas a ser protagonistas, sino más bien, a trabajar tras bastidores, con bajo perfil. La atención que estamos recibiendo ahora, creo que incluso nos abruma, porque al final del día estamos haciendo nuestro trabajo. Es ahora que la gente empieza a comprender nuestras funciones y, los sacrificios que hacemos para darles el mejor cuidado a quienes atendemos.

Vamos a seguir dando lo mejor de nosotras como siempre lo hemos hecho, no creo que haya pandemia que detenga o disminuya el amor que tenemos por nuestro trabajo o nuestra vocación.

 

 

Escrito por: Rossana Valverde Johson, Licenciada en enfermería.

 

 

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