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¿Sabías que el estrés está muy ligado a las enfermedades autoinmunes, afectando no solo nuestra salud física sino también emocional? 

El pionero de la investigación del estrés Hans Selye (1976) sostenía: “Sólo los muertos no tienen nada de estrés”. El estrés también conocido como tensión nerviosa o psíquica, es una condición física y mental, que involucra la respuesta natural de lucha o huida que sienten las personas frente a una situación de peligro, tensión, o estímulos repetidos, tales como: el miedo, la ira, etc.

Producen estrés las situaciones desagradables, de tensión y preocupación. Existe el estrés agudo, que es cuando la respuesta del cuerpo frente a una presión es a corto plazo. Y el estrés crónico que se produce a largo plazo, provocando serios problemas de salud. Las situaciones agradables o positivas producen eustress (estrés bueno), lo que puede actuar como algo agradable, satisfactorio o energizante para las personas.

 

 

Estrés crónico

Según estudiosos, el estrés de largo plazo es enteramente otra cosa (Sternberg, 2000). Se conoce como estrés crónico, cuando la tensión en un organismo se prolonga y es recurrente, manteniendo el cuerpo en estado de lucha interna, afectando al cuerpo y a sus sistemas. Es decir, esa respuesta de lucha o huida permanece activa, efectuando una sobreexposición de las hormonas del estrés (cortisol y adrenalina) en el cuerpo.

El estrés crónico puede ocasionar consecuencias significativas para la salud de las personas de manera global:

  • A nivel Físico: los cambios químicos en el cuerpo, pueden elevar la presión arterial, la frecuencia cardiaca, la concentración de azúcar en la sangre, problemas digestivos y otros síntomas, como, el insomnio, dolores de cabeza, dolores musculares, náuseas y agotamiento físico. Investigaciones refieren que el estrés ha generado en ciertos casos, el síndrome de Tako-Tsubo, o también conocido como miocardiopatía por estrés.
  • A nivel Mental: problemas de concentración, atención, percepción, memoria y desórdenes mentales.
  • A nivel emocional: puede tener consecuencias, como: depresión, ansiedad, angustia y problemas en la conducta, falta de control e incapacidad de satisfacción (causando otros problemas, como consumo de alimento por ansiedad, o consumo de alcohol y otras sustancias psicotrópicas, etc.).

 

 

¿Puede afectar el razonamiento para la productividad laboral y académica?

Dependiendo de la intensidad del estrés, puede afectar varias áreas de nuestro cerebro, pensamiento y conducta, repercutiendo en el rendimiento laboral y académico.

El hipocampo es una parte del cerebro (localizada en el lóbulo temporal) implicada con la memoria a largo plazo, que es afectada por el estrés mal manejado, perjudicando los procesos de retención y memoria, influyendo sin duda, en la respuesta productiva a nivel laboral o académica. Niveles elevados de cortisol (hormona del estrés) en el cerebro afectan el hipocampo.

El lóbulo frontal de La corteza cerebral está relacionado con las capacidades mentales superiores, como razonar, planear y la toma de decisiones, además, con el sentido del sí mismo y el control motor. El estrés puede afectar las funciones cognitivas de orden superior, tales como: el razonamiento, el aprendizaje y la memoria, perturbando los pensamientos y la toma de decisiones en las áreas laborales y de aprendizaje.

Enfermedades autoinmunes y estrés

El cerebro regula el sistema inmunológico en parte, por ello, de acuerdo a esta conexión o vinculo, el estrés y las emociones inquietantes afectan el sistema inmunológico, incrementando la susceptibilidad a las enfermedades (Miller, Cohen y Ritchey, 2002).

El estrés crónico, afecta al sistema inmunitario (células, tejidos y órganos que ayudan al cuerpo a combatir infecciones y otras enfermedades) debilitándolo, por lo que aumenta el riesgo de contraer enfermedades infecciosas.

Los estudios han demostrado que el sistema inmunológico se debilita en los estudiantes en épocas de exámenes, así como, en situaciones complejas, como atravesar un divorcio, problemas en el matrimonio, en la pérdida del empleo y otras presiones (Deinzer et al., 2000; Motivala e Irwin, 2007; Segerstrom y Miller, 2004).

Dentro del campo de la salud, estudios señalan que el estrés  podría desencadenar enfermedades autoinmunes (sistema inmunitario ataca y destruye tejido del cuerpo sano por error), y aunque resulta poco claro los datos, lo cierto es que, la descarga de cortisol (hormona del estrés), implica sobrecarga en el sistema inmunológico. El estrés afecta al sistema inmune mediante la activación del sistema nervioso y endócrino.

Así mismo, investigaciones evidencian, que los últimos 50 años las enfermedades autoinmunes (esclerosis múltiples, lupus, etc.), no solamente tienen factores hereditarios, sino también un estilo de vida poco saludable y estrés mal controlado. Las personas con este tipo de diagnóstico pueden mejorar su calidad de vida, desde el tratamiento médico con su especialista y aprendiendo a dirigir adecuadamente el estrés.

 

 

Estrés y psicoterapia para regular el estrés

Todas las personas pueden aprender a regular el estrés. En el campo de la salud humana, específicamente para tratar el estrés, se han utilizado múltiples intervenciones, siendo la terapia psicológica la más utilizada. El estrés depende de la respuesta química del cerebro, de la evaluación subjetiva de las personas, de la percepción de los acontecimientos y de cómo reacciona hacia el estrés, lo que explica, que puede aprenderse y llegar a controlarse. El abordaje terapéutico no puede ser universal de ninguna manera, es necesario estudiar y analizar cada caso.

Estilo de vida saludable

Es necesario adoptar un mejor estilo de vida y aprender a controlar el estrés, por ello, es recomendable:

  • Realizar ejercicios: Estimula la producción de neurotransmisores (sustancia química elaborada por las células nerviosas para comunicarse con otras células) como la serotonina, endorfinas, dopamina, y oxitocina, conocidas como las hormonas de la felicidad, aunque cada una tiene diferentes funciones.
  • Alimentación equilibrada.
  • Optar por mejorar el orden y la limpieza en los espacios de trabajo o estudio.
  • Aprender a establecer prioridades.
  • Realizar una lista de actividades para su ejecución.
  • Mantener vínculos con personas que le brindan apoyo emocional.
  • Adoptar actividades relajantes, como: leer, pintar o aprender a tocar un instrumento musical.
  • Realizar ejercicios de respiración consciente.

 

 

Escrito por: Silvia Cordero Encalada
Psicóloga Clínica
Diplomada en Pedagogías Innovadoras
Magister en Desarrollo de la Inteligencia y la Educación
Coach Profesional – Certificada Internacional
Cel. 0988685690
Email: silviacorderoe@hotmail.com

 

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