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Todos estamos llamados a conocer las etapas del amor verdadero: atracción, enamoramiento y matrimonio.

En la vida todo tiene una secuencia. Por ejemplo, cuando los arquitectos construimos una casa primero preparamos el terreno, luego ponemos unas buenas bases, luego levantamos pilares, colocamos el techo y así sucesivamente hasta llegar al resultado final que es una casa bonita y segura para que su dueño la disfrute.

¿Será posible poner los pilares sin colocar unas buenas bases? Sí es posible, pero lo que sucederá es que esa casa, con suerte, podrá mantenerse en pie, pero se fisurará y al primer sismo fuerte finalmente no soportará el peso y colapsará.

Esto que puede pasar con una casa en la que el arquitecto decide no seguir la secuencia lógica de construcción, sucede hoy también con quienes quieren amar y deciden alterar el orden que Dios estableció para que ese amor sea fecundo y cumpla su misión… formar una familia.

 

Etapas del amor verdadero

Por eso para amar plenamente es preciso pasar por algunas etapas que a continuación las resumiré en tres:

La atracción

Esta primera etapa es en la que en principio te fijas en lo que ves: la apariencia física, la personalidad de la otra persona, algo te llama la atención y te atrae. Eso que sientes inicialmente genera un impulso, muchas veces involuntario, que puede envolverte y hacerte desear solo estar cerca de él o ella todo el tiempo. Por eso en esta etapa la prudencia debe ser tu aliada para no dejarte gobernar por las emociones. Intenta conocer un poco más a esa persona que te atrae para que no confundas esta etapa con el auténtico amor.

El enamoramiento

Después de la atracción se debe pasar al enamoramiento. Aquí ya no solo interviene el impulso sino también el plano afectivo. En esta etapa usualmente idealizamos a la otra persona, vemos todas y solo sus características positivas. La persona de la que se está enamorada se vuelve el centro de tú vida y simplemente te sientes extasiado a su lado, lo que genera un sentimiento de entrega y deseo de posesión, pero aún no se trata de un amor completo.

El amor verdadero y el matrimonio

El amor verdadero va mucho más allá de la atracción y el enamoramiento. Se llega a través de la amistad y del profundo conocimiento del otro, aceptándolo como es y ayudándolo a ser su mejor versión. Requiere de la voluntad para sacrificarse y comprometerse con la otra persona en las buenas y en las malas.

 

 

¿Cómo vivir estas etapas?

Ten en cuenta las siguientes recomendaciones:

Ir de a poco

Si una persona te atrae y al tratarla te vas enamorando poco a poco de ella, puede que sea el inicio de algo bonito y verdadero. Empieza a salir con él o ella para observar cómo son sus relaciones cotidianas con su familia y círculo cercano. Así sabrás quién es esa persona en realidad. Disfruten momentos juntos, pero no te alejes del mundo, ni dejes de salir con tus amigos y hacer planes con ellos.

 

 

Se detallista

Cuida los detalles pues son una manifestación de lo que sientes por esa persona y de la importancia que tiene en tu vida. Las expresiones de cariño verbales y físicas deben expresarse, pero siempre comandadas por el respeto mutuo y la castidad.

Compromiso y entrega

Si después de un tiempo prudencial el amor se incrementa verán que también es necesario un mayor compromiso y así sabrán que ha llegado el momento de sellar ese amor con el matrimonio que es donde debe darse una entrega total y exclusiva para siempre. Esa completa unión corporal y espiritual que es el acto sexual tendrá su lugar en esta etapa. No antes, de lo contrario corres el riesgo como en el ejemplo de la casa mencionado al inicio: con suerte esa relación se sostendrá por un tiempo o la enderezaran en el camino, pero habrá fisuras, dolor y daño lo que la debilitará poniéndola en peligro de que al primer sacudón fuerte que nos dé la vida, porque siempre los hay, no lo soporten y cada uno tome su camino.

Por eso el objetivo del compromiso y la entrega es que la relación sea sustentable en el tiempo, venciendo las dificultades y obstáculos propios de la vida juntos en el matrimonio. Si disfrutan de la construcción de un amor sólido siguiendo el orden de cada una de las etapas y sin prisa, podrán disfrutar del resultado final a plenitud porque es un camino que trasciende a ambos, les hace bien, los hace buenos y enriquece a los demás: futuros hijos, familia y sociedad.

 

Escrito por: Arq. Paula Avalos de Romero

 

 

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