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Hay que tener bien clara la real relación que hoy en día existe entre las mujeres y los movimientos sociales.

Durante los últimos seis meses han aparecido frente a mí textos que deconstruyen la idea de feminismo que tengo, es decir textos que cuestionan el feminismo como yo lo he conocido: movimiento propuesto por mujeres en búsqueda de la igualdad de género, en estos meses he leído textos que comentan que pensarlo así es excluyente para aquellas que aún son más diferentes de lo diferente que puede ser un hombre y una mujer.

He ido pensando si ¿es posible ser más diferente que ser hombre y ser mujer?, entonces he investigado, he leído y sigo concluyendo que sí, que el mundo hace rato no puede verse con dos medidas, hombre-mujer, bueno-malo, arriba-abajo, el año pasado escribí sobre los opuestos, sin embargo, este año lo veo aún más claro en diferentes textos de consulta y en simples situaciones cotidianas.

He comprendido que no podemos sostener las posturas ideológicas solo porque se oponen entre sí, como si fuera un enfrentamiento constante o como si solo hubiera una razón, he ido cuestionando ¿cómo quiero vivir mi postura en mi ser mujer, ser psicóloga, ser articulista?

Voy confirmando que mi lucha no es igual a la de muchas, que sí tal vez a la de algunas, que al compartir características conmigo puedan entenderme, por ejemplo, entender lo complejo que puede ser escoger ropa porque no hay tu talla o dudar todo el tiempo si la ropa que llevas te luce como carpa o no o de si lo que comes es suficiente o no.

Mi lucha no es igual a la de una mujer negra o a la de una mujer india, porque yo soy blanca y he gozado de privilegios que muchas no alcanzan, mi lucha tampoco es igual a la de una persona trans, porque yo nunca he sido cuestionada en mi autopercepción de género, tampoco es igual mi lucha a la de una mujer gorda como yo en condiciones de extrema pobreza, porque yo no he pasado sus penurias.

 

 

Respuestas y análisis sobre el feminismo actual

Estas respuestas que descubro me hacen desarrollar más mi caridad como ser humano, aumentar mi campo de visión del mundo que me rodea, ser más prudente en mis comentarios, trabajar arduamente en mi respeto por el ser del otro y en mi constante deconstrucción para evitar prejuicios. Por eso me animé a escribir sobre este tema, para compartir cuánto podemos aprender cuando decidimos oír y observar, sin juicio.

En este análisis de mi identidad social y mi aporte a mi entorno retomo textos y leo a Boaventura de Sousa Santos, definiendo los movimientos sociales como: formas colectivas de acción social organizada que buscan generar cambios en la sociedad, ya sea a nivel político, económico, cultural o ambiental. Y entonces me siento parte de “algo” seguramente hay más mujeres como yo, trabajando en los puntos del párrafo anterior consigo misma para lograr impactos sociales, aquí me lleno de fe.

Leo también que Sousa dice que estos movimientos suelen surgir como respuesta a situaciones de injusticia, desigualdad o conflictos sociales, y buscan promover la participación ciudadana, la defensa de derechos, la visibilización de problemáticas específicas o la transformación de estructuras sociales. Acá respiro y releo el texto y creo que tal vez desde escribir de lo que no se habla, las diferencias nombradas, los grupos excluidos de los que nos gritan las redes, o que no nombramos en ciertos grupos, pienso que colaboro en lo social, que abro miradas, que estoy invitando con mis letras a crear movimientos sociales más allá del feminismo, más enfocados en la inclusión, en el respeto, en la equidad.

Dice Sousa que los movimientos sociales pueden abarcar una amplia gama de temas y sectores de la sociedad, y suelen involucrar a individuos y grupos que comparten intereses, valores o identidades comunes en la búsqueda de un cambio social. Pienso que ojalá este texto sirva para exponer que no necesitamos ser muchos más que unas pocas que compartamos intereses, valores o identidades para lograr cambios.

Ojalá logremos entender que las mujeres somos tan diferentes entre nosotras como podemos ser diferentes con ellos, para entonces unirnos incluyendo entre nosotras a las que son aún más diferentes, para, entonces, también respetar a aquellas que luchan por otras causas que para ellas llevan más peso.

Ya con eso, ya con haber logrado que entre ustedes amables lectoras, alguien, piense en este texto y recuerde respetar que esa otra mujer, tiene mi mismo derecho a rebelarse contra el sistema o a unirse con otras por lo que cree valioso, yo me sentiré en paz por el logro.

En este mes que conmemoramos la lucha, abramos los ojos y pensemos en todos, incluso en los que no entiendo, solo con la inclusión y el respeto lograremos un mundo equitativo.

 

 

Escrito por: María del Carmen Rodrigo, Sicóloga Clínica.

 

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