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Para muchos padres hablarles a sus niños de sexo es algo taboo… pero si no lo hacen, es probable que los chicos crezcan sin saber lo que es y no correcto.

Sexo. ¡Shhhhh! Esta es una tarea obligada para los padres, pero a la vez incómoda. Día a día veo a más padres hablar con naturalidad de estos temas con sus hijos, pero aun con una deuda de un plan definido. Es decir, cada padre habla desde su trinchera, su vivencia y su cosmovisión particular.

A pesar de que los padres de hoy en día tienen más anuencia y conciencia al hablar, aún nos falta afinar un poco más el enfoque. A fin de cuentas, ¿dónde aprende de sexualidad la comunidad cristiana? ¿Quién inventó el sexo?

Es más, ¿quién es el sexólogo más reconocido del Universo? Todas son preguntas que tienen su fundamento en Dios. Entonces, ¿cuál es el plan basado en el consejo de Dios que tenemos para hablar de sexualidad con nuestros hijos? Ahí es donde los padres se diferencian entre los “regulares” y los “extraordinarios e intencionados”.

Mientras escribo esto, mi hija de 14 años hace preguntas difíciles, y mi hijo de 11 toma nota y luego me las replantea de una manera distinta. Soy sujeto de esos temores en cuanto a las decisiones que mis hijos tomarán dentro de muy poco tiempo, y también esclavo de la tranquilidad de pensar que aún son muy chicos para estos temas. El tiempo de hablarles sobre sexo es ahora, porque hay un mundo entero allá afuera que quiere discutir estos temas con ellos.

 

 

Ideas de cómo ayudarles

Cualquier experto en estos temas te dirá que el mejor ambiente para enseñar sexualidad a nuestros hijos se da en una familia tradicional. Papá y mamá. Y aun me permito hacer una observación personal. A pesar de que la labor de enseñar sexualidad es de ambos padres, he visto que funciona mucho mejor si la carga de las hijas es llevada por las madres y la de los hijos por los padres.

Hay un asunto simplemente de empatía que yo no puedo tener con mi hija de 14 y mi esposa sí puede. Y hay un sinfín de cosas que mi hijo siente y pensamientos que tiene, que mi esposa nunca experimentó, así que me es más sencillo a mí hacerlo.

Logramos mejores resultados cuando hablamos con ellos en lugar de sentarnos y sermonearlos. Dios ha honrado a nuestros hijos con un cerebro, así que es posible razonar con ellos, y hablar en el campo de lo intelectual, no solo desde la óptica de la orden de un padre. Los hijos pueden ser llevados a la verdad de Dios a través de la instrucción. Así que hablemos “con” ellos y no solo “a” ellos.

Muchos padres limitan su educación sexual a decirle a sus hijos: “No sexo hasta que se casen”. Y si bien la declaración puede tener matices de verdad, la educación sexual en la casa es mucho más amplia que eso. Como padre no puedo esperar que el estándar final para mis hijos sea que se “casen vírgenes”. Desde luego que deseo eso, pero además deseo que consideren la sexualidad como fue creada por Dios. Que aprendan a verla como algo bueno, disfrutable y como un regalo de Dios.

 

 

Sexualidad Distorsionada

El gran maestro Jesucristo dijo en cierta ocasión que si un ciego guiara a otro ciego ambos caerían en un pozo. La pregunta que la iglesia debe hacer de manera obligada a los padres es: ¿Qué dice la Biblia con respecto a la sexualidad? Sería muy triste ver al padre junto con su hijo cayendo al hoyo porque ambos eran ciegos. Es responsabilidad del padre ver la sexualidad con ojos bíblicos.

Esto es lo que llamamos pensamiento bíblico. Que todas las cosas, aun el sexo, se miran desde la óptica de Dios. Solo comunicamos lo que sabemos. Y el padre cristiano debe tener claro de dónde viene lo que él sabe. No podemos esperar que nuestros hijos adquieran información correcta si no la tenemos nosotros. Si los padres miran el sexo con morbo, vergüenza, egoísmo o como una herramienta de manipulación que maquilla los problemas de una pareja, entonces nunca lo verán desde la perspectiva maravillosa que tiene. La enseñanza del sexo en los hijos empieza en la cosmovisión del padre.

Hay padres que sufrieron abusos en su juventud, o vivían en hogares donde su madre era violada frecuentemente por su padre. Algunos de ellos nunca hablaron de sexo en sus hogares y por consiguiente lo miraban como algo sucio o malo. Otros de ellos cayeron en fornicación siendo jóvenes. Algunos tuvieron a sus hijos como resultado de una relación nociva y hay muchas madres que han aprendido a ser solo objetos sexuales para un esposo egoísta. ¿Crees que esto afecte la forma en la cual miran la sexualidad; visión que luego transmitirán a sus hijos? La iglesia no puede quedarse callada al respecto.

 

 

Ideas para fomentar en el hogar

Dios es cuidadoso en decirnos: “Practiquen lo que les digo”, así que permíteme darte dos consejos desde la óptica de padre de dos adolescentes y pastor de una iglesia.

Habla, habla y habla

En estos días es sumamente sencillo encontrar oportunidades para platicar con nuestros hijos de sexo. Vivimos en un mundo súper erotizado donde a cada instante nuestros hijos se ven bombardeados con mensaje que motivan al desenfreno y el morbo. La cantidad de cosas que nuestros hijos miran hoy en día es incontrolable.

No me considero viejo, pero en mis tiempos de adolescencia era mucho más sencillo para mis padres controlar las cosas a las que yo me veía expuesto. Hoy no es así. Los tiempos cambiaron y deberíamos aprovechar aun las cosas incorrectas, vulgares o malintencionadas que nuestros hijos miran, para poder platicar del tema.

Mi hijo de 11 años está en ese proceso espantoso donde, poco a poco, abandona la inocencia. Puedo mirarlo en sus ojos cuando me hace preguntas. Y debo de estar listo para responder con pláticas y no con rubor a sus inquietudes.

Para esto se necesita algo llamado INTENCIÓN. Recién estuve de viaje con él, y en la habitación donde nos hospedábamos tuvimos pláticas muy profundas y cortas de la sexualidad (sí, dije “cortas” porque un chico de 11 años no mantiene demasiado tiempo su atención en lo que un papá le diga). Sin embargo, puedo darte fe que eso no solo nos une como padre e hijo, sino que además a él le da la sensación de que tiene la puerta abierta con papá. Una puerta donde siempre va a encontrar respuestas a sus preguntas.

Muchísimos padres tienen el deseo de que sus hijos aprendan, pero no el tiempo para sentarse a platicar con ellos.

 

 

Estudia del tema

¡Sé el mejor sexólogo del mundo! La Biblia como primera fuente. Aprende qué dice Dios de cada detalle. No vas a encontrar temas de sexualidad ni de pornografía, pero definitivamente encontrarás los principios una y otra vez. Hay decenas de historias que apuntan a esto.

Recientemente con mi hijo leímos la historia de Tamar y su hermano Ammón (2 Samuel 13), y fue una buena oportunidad para platicar con Diego referente al descontrol que produce en la mente de un hombre desordenado la parte sexual. Y cómo esto puede llevarte a escenarios tan bajos y humillantes como desear a tu hermana. Es muy gratificante ver los ojos de tu hijo cuando está aprendiendo cosas que enfrentará en el futuro.

Hace 3 años mi esposa empezó a leer, con mi hija, un libro escrito por mis amigos Lucas Leys y Jim Burns. Fue un proceso de varios capítulos y muchas referencias bíblicas donde ellas pudieron pasar tiempo platicando y evacuando dudas. Gran parte de la sanidad mental sexual que tiene mi hija, es producto de ese tiempo con mi esposa. Empiezo a leer el libro con mi hijo en 2 semanas…

¡Iglesia!, como lo he escrito varias veces en este libro, debemos de proveer espacios para que los padres hagan mejor su trabajo con sus hijos. Haz tu propia encuesta local en cuanto a cómo ayudarles a ser mejores en la comunicación de la sexualidad a las nuevas generaciones.

 

 

FUENTE: Este artículo fue extraído del libro «Lo que los padres necesitan de la iglesia» de Esteban Obando.

 

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