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Durante la celebración de Pentecostés, se registró una masacre en iglesia católica de Nigeria, las condolencias del Papa.

Está escrito en la Biblia que los tiempos se volverán cada vez más malos, que a lo malo se le llamará bueno y a lo bueno malo… esto quedó demostrado en el reciente ataque a una iglesia en Nigeria, en plena celebración de Pentecostés.

El horrible acto al cual se lo ha llamado: «sangriento Pentecostés», fue realizado por hombres armados con rifles quienes abrieron fuego contra los fieles dentro de una iglesia católica en el suroeste del país, matando a varias personas, entre ellas muchos niños, que celebraban la solemnidad.

Muchos medios han informado que el grupo de asesinos también hizo uso de explosivos. El atentado tuvo lugar en la iglesia de San Francisco Javier de Owo, en el estado de Ondo, hasta ahora uno de los más pacíficos.

Muerte y temor en Nigeria

Según fuentes locales, hay más de cuarenta víctimas. Ahora se teme por los supervivientes que, aunque fueron rescatados inmediatamente y trasladados al hospital, corren el riesgo de no sobrevivir dadas sus heridas, teniendo en cuenta también la escasez de servicios sanitarios.

Los médicos locales, citados por las agencias internacionales, informan de que muchos llegaron al hospital ya sin vida. Los llamamientos a la donación de sangre también circulan en estas horas, especialmente a través de las redes sociales.

 

 

Condolencias del Papa Francisco

«El Papa Francisco reza por las víctimas y por Nigeria, dolorosamente afectado en un momento de celebración, y encomienda a ambos al Señor, para que envíe su Espíritu a consolarlos», informó el portavoz de la Oficina de Prensa de la Santa Sede, Matteo Bruni.

Presidente de Nigeria: «La oscuridad nunca vencerá a la luz»

Mientras tanto, el presidente nigeriano, Muhammadu Buhari, condenó el atentado. En un comunicado emitido por su portavoz, Femi Adesina, Buhari dijo que a los atacantes les espera la pena eterna tanto en la tierra como en el más allá.

Expresando sus condolencias a las familias de las víctimas y a la Iglesia católica, el Jefe de Estado dio instrucciones a los organismos de emergencia para que entraran en acción y prestaran ayuda a los heridos. «Este país», decía la declaración del presidente, «nunca se rendirá ante el mal y los malvados, y la oscuridad nunca vencerá a la luz».

 

 

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