Compartir:

La práctica de la jardinería ofrece varios beneficios en nuestras vidas, siendo la reducción del estrés uno de los más valiosos.

En un mundo dominado por la premura, las prácticas relajantes pertenecen al grupo de las actividades más deseadas, al menos para las personas que tienen conciencia del valor del silencio y la calma, es decir, aquel grupo que sabe que los hechos cotidianos nos impactan positiva y/o negativamente y este impacto se alberga en nuestro cuerpo cuando no logramos elaborarlo con la palabra.

Ojalá usted sea de ese grupo, que también sabe que el valor de las prácticas relajantes es que nos ayudan a desconectarnos del celular, la premura o urgencia, para conectarnos primero con nosotros y luego auténticamente con nuestros seres queridos.

Dentro de este grupo de actividades tenemos una amplia gama, las que voy a nombrar son, además de recomendadas por profesionales de la salud mental, como yo, también, las que han sido útiles para mí: yoga, meditación, pintura, baile, lectura y mi más reciente descubrimiento, la jardinería, pues sí amable lector, debo decirle que la jardinería es mi nuevo amor para proveerme la tan apreciada calma, también hay algunas investigaciones sobre la jardinería y el bienestar que respaldan mi descubrimiento.

Volviendo al punto luego de cuatro intentos fallidos a lo largo de mi vida puedo decir que hoy tengo mi jardín, también puedo ser honesta y comentar que mi jardinero viene cada tres semanas, pero yo, todas o cada dos semanas, me dedico a ellas, mis niñas más chiquitas, las plantas.

 

 

¿Por qué es útil el ejercicio de la jardinería?

Acá mi experiencia personal y datos de investigaciones consultadas, dedicarse a la jardinería permite:

Paciencia

Es básico respetar el tiempo que necesita cada planta para florecer o dar frutos, además, requiere de ejercitar la calma observar cómo crecen y revisar qué necesitan.

Compromiso

Las plantas obligan al compromiso, es necesario el riego frecuente para que no se sequen, la observación constante para evitar plagas, el abono para ayudar al crecimiento y hablarles para que se sepan queridas.

Seguridad

Luego de 3 intentos fallidos, plantas muertas o con plagas, pensaba que no podía tener un jardín, sin embargo, ahora que ya tengo un jardín de más de un año me siento segura/capaz de poder cuidarlo. Este elemento me ayuda también a probar ser creativa y encontrar maneras de arreglarlas o decorarlas para que se “sientan” cuidadas e importantes.

Reducción del estrés

El tiempo dedicado al cuidado del jardín nos conecta con la tierra, requiere que nos concentremos en lo que hacemos, además, el ejercicio de cuidarles y hablarles nos demanda estar en contacto con nosotros mismos para que seamos auténticos y no nos sintamos un poco ridículos.

Es importante que sepan que incluso tengo orquídeas y esa, fue todo un desafío, a mí, se me morían los cactus, sin embargo, la práctica hace al maestro, así que sí es posible amable lector, si con estos elementos de autoayuda la jardinería sigue sin ser atractiva para usted, pues mi buen seguidor, solo queda seguir intentando encontrar su fuente de calma. ¡Claro! Esta búsqueda solo en el caso de que usted perteneciera a este grupo de gente que sabe la importancia de la calma para el buen vivir.

 

 

Escrito por: María del Carmen Rodrigo, sicóloga clínica. IG: mariadelcarmenrodrigoh

 

Compartir: