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Marcia y Jimena, la enseñanza un vínculo que trascendió a la familia, uniendo mucho más a madre e hija.

Compartimos con ustedes una historia que entrelaza a la educación y la familia, siendo las protagonistas Marcia Leonor Gilbert Baquerizo y Jimena Babra Gilbert, madre e hija.

Marcia es educadora, cofundadora de la Escuela de Comunicación Mónica Herrera (hoy Universidad Casa Grande) y actualmente es regente de dicha institución, mientras que Jimena es Canciller.

Jimena: Luego de graduarme en comunicación organizacional y relaciones públicas, pase por la televisión, agencias de publicidad y estudios de mercado para regresar a la universidad como docente, lo que me permitió criar a mis hijos mientras eran pequeños y luego tome otras responsabilidades administrativas, pero lo mío era la docencia y, es así como me encuentro con mi mamá… el destino nos unió.

 

 

¿Cuáles son los valores más importantes que se deben cultivar en la familia?

Marcia: Vengo de una familia de 11 hermanos, donde aprendí que los valores más importantes son el apoyarse en los momentos de necesidad, reforzarse en los momentos de triunfo, ser resilientes y formar un equipo.

La familia es el primer núcleo donde puedes tener una cierta seguridad de afecto sea cual sea la situación. En nuestro caso con Jimena a funcionado espontáneamente. Al ser mi única hija y ella tener dos hijos, me he convertido en una abuela “chocha”.

Jimena: La solidaridad y el respeto se unen en un valor más grande que es la interdependencia, debes saber que tienes el respaldo y el amor de tu familia en las buenas y malas, pero también conocer que tienes la libertad de tomar tus propias decisiones.

Quiero que mis hijos sean felices y, por ello les inculco principios y valores, pero siempre desde su esencia sin ser juzgados.

¿Qué tan difícil fue criar a su hija?

Marcia: No fue difícil por dos razones, Jimena es hija única y porque desde chica siempre fue una persona ejemplar, no tuvo problemas de drogas ni alcohol, siempre fue la mejor de la clase y, a eso hay que sumarle que siempre tuvo una cuasi mamá que era “Piedacita” al pie de ella, su nana.

Cuando ella no estaba en clases, me acompañaba a todos lados, incluso sus cumpleaños se los festejaba en Fasinarm.

Jimena: Mis padres siempre me brindaron una vida muy estable y hasta rutinaria. Pese a que ellos trabajaban mucho, encontraban el espacio para compartir conmigo, de hecho, mi papá siempre reservó los fines de semana para nuestra familia.

Marcia: Una maestra de Fasinarm luego de unos años me dijo: “por fin entendí por qué nunca le compraste la casa de la Barbie a Jimena”… Y, es que ella nunca tuvo ni teléfono, ni televisión en su cuarto, tratamos de educarla con una adecuada austeridad, para que entienda el valor de las cosas.

Jimena: Recuerdo que cuando tenía 8 años mi abuelo Roberto me pregunta: ¿qué quieres para navidad? Yo le respondía que un televisor. Mi abuelo apareció con un televisor, pero mi mamá dijo que no tendría dicho aparato en mi habitación, y se lo llevó al de ella.

 

 

El valor del tiempo

Jimena: Cuando eres una mujer profesional, madre, esposa, hija y amiga es complicado, por eso siempre digo que vivo en un “circo de 3 pistas”, donde tengo que equilibrar lo que hago en los distintos ámbitos.

Soy creyente de que uno enseña con el ejemplo, por ello he postergado cosas del trabajo, con tal de poder disfrutar tiempo de calidad en familia, por ejemplo, el nacimiento de algún nuevo miembro del grupo familiar.

¿Cuál fue su mayor reto para criar a su hija?

Marcia: Mi mayor reto fue el manejar adecuadamente la fascinación de criar a mi hija y al mismo tiempo desarrollar plenamente mi emprendimiento, como lo es Fasinarm… Eso me creaba un conflicto permanente, “no podía dividirme en dos”, pero lo bueno es que a Jimena la llevaba como “rabo” a todas partes no hubo mayor problema, aunque sí fue dura mi etapa de trabajo en INFA, porque tuve que mudarme a Quito.

Jimena: Si bien en mi época es más común ver madres trabajadoras a diferencia que en el tiempo de mi mamá, las demandas culturales y sociales de hoy esperan una participación muy activa de la madre de familia.

Un desafío fue darles calidad de tiempo. Realice viajes con cada uno de mis hijos, buscando crear espacios, en los que estando solo los dos, podíamos conversar y compartir.

“Criar adecuadamente a tus hijos es que ellos se puedan desenvolver solos cuando tú no estés, aunque tengan claro que siempre podrán contar contigo”.

Educación

Jimena: Ante una realidad que ha sido detectada, se ha desarrollado una corriente en la que los niños y los padres pasen más tiempos juntos en el colegio, obligando a los progenitores a compartir espacios con sus hijos, algo que debería ser natural y desarrollarse en el ámbito familiar.

Pero todo es variable dependiendo del colegio y del entorno familiar de cada alumno. Hay colegios que son el refugio de muchos niños que sufren abuso o son maltratados y, otras veces el colegio es donde los padres se sacan de encima a su hijo, provocando que ellos se sientan botados.

Marcia: La tendencia es trabajar en la educación centrada en la familia. Nosotros como educadores les damos las herramientas enseñando valores y habilidades, pero ante la realidad de nuestra sociedad en las familias de escasos recursos donde la madre tiene que trabajar, con padres que mantiene 2 y 3 familias, nuestro trabajo se diluye y no logra el efecto deseado. No hay una respuesta en blanco y negro.

 

 

¿Qué es lo que más valoras de tus padres?

Jimena: ¡Uy! Hay muchas cosas… los admiro profundamente por lo que han logrado hacer, esa capacidad de dar a los demás, esa generosidad de pensar en otros viendo más allá de su entorno.

Admiro que sean personas abiertas a escuchar razones y discrepar, tomando en cuenta que el amor es incondicional pesé a cualquier diferencia que hayamos tenido, nunca he dudado del amor y cariño de mis padres. Pese a sus ocupaciones una de las cosas que siempre he admirado es tener un hogar estable con principios y valores.

La universidad

Empezamos el 11 de mayo de 1992 como Escuela de comunicación Mónica Herrera, siendo mujeres la mayoría del cuerpo docente.

El nombre lo sacamos de una hipótesis del Doctor Huerta Rendón, historiador que mantenía que la palabra Guayaquil, compuesta de 3 palabras Gua-ya-quil significaba nuestra casa grande. Por eso decidimos ponerle ese nombre.

El trámite de la titulación en Chile era engorroso y demorado, razón por la cual decidimos hacernos universidad, tuvimos que pasar muchos escollos que se asentuaron durante el gobierno del presidente Correa.

Por ejemplo, lo de los Phd. en el Ecuador… para esos días no existían ni 500 profesionales con títulos de 4to nivel, lo que era impráctico. Nosotros tuvimos el caso de Peter Mustfeld (+) que siendo un gran creativo y profesor lo tuvimos que perder por no tener título de 4to nivel.

La pandemia mermó nuestros ingresos en un 50% pero no por falta de alumnos, sino porque decidieron no tomar la misma cantidad de materias dadas las realidades por pérdidas de vida o trabajo de familiares. Pese a eso y con mucho orgullo la universidad no despidió a ninguno de sus empleados, en ninguna de las áreas.

Los valores humanos de la Universidad son su mayor capital, esta debe mantener un equilibrio entre la tecnología y las artes humanísticas.

La evolución de la educación universitaria es muy rápida y nosotros estamos consientes de que en un futuro vamos a tener que centrarnos mas en competencias y habilidades blandas que en información específica, por que esto nos lo dará la inteligencia artificial.

 

 

Escrito por: Arcadio Arosemena Robles.

 

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