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En toda familia deben existir límites, hábitos y reglas que deben respetarse, para con ello lograr la armonía que cada una de ellas necesitan.

La definición de los límites según la RAE, nos trae estas dos bellezas:
● Fijar la extensión que pueden tener la autoridad o los derechos y facultades de alguien.
● Dicho de dos territorios o dos terrenos que están contiguos.

Dentro del campo de las relaciones afectivas, en este caso, padre-madre e hijo, es un reto comprender los límites desde la manera más saludable, porque el límite viene a funcionar como aquella barrera que hay entre tú y yo, por ende, la forma que cada uno tendremos de tomar las decisiones cotidianas.

Es muy importante tener claro que los límites o el proceso de ir asentándose como seres independientes varía según las etapas evolutivas de los niños y adolescentes.

Luego de esta aclaración podríamos preguntarnos cómo decisiones en la vida de un niño, por ejemplo, es hora de comer, el niño no quiere, por qué razón habría de torturar a la criatura obligándole a comer todo lo que hay en el plato, qué tal si mejor se acuerda: ¿es el momento de comer, cuánto se puede comer? ¿Qué comer?

Es menos negociable, si el padre ha sabido ejemplificar para el niño el valor de comer saludable, probablemente el niño comerá lo necesario para su crecimiento, también entra en este mismo ejemplo la necesidad de hacer de la comida un momento grato, no es saludable ni entretenido comer solo o comer sin mirar y disfrutar los alimentos. Ahí está el decidir del niño, el papá deberá darle escenarios distintos dentro de su objetivo principal(en este caso comer) para que se logre el objetivo del padre respetando el deseo del niño.

 

LÍMITES 1

 

Poner límites a los niños en la actualidad

Desde ese ejemplo podemos comprender las dos definiciones de la RAE sobre los límites, se fija la autoridad al respetar al otro, el padre respeta el deseo del niño, al ganarse la confianza de una de las partes, el niño, de que el padre sabe por dónde ir porque le muestra escenarios que no había pensado. También la segunda definición está presente, porque ambos conviven, sin embargo, cada uno tiene su forma de hacer las cosas, en el caso de la comida, de cuidarse y alimentarse.

Desde esta mirada de independencia al respetar el deseo del niño, ¿qué implicaría poner límites actualmente? Poner límites hoy no es igual a poner reglas, los límites bien comprendidos fortalecen la independencia y autonomía, las reglas ayudan al buen vivir en comunidad, por tal, las reglas deben ser conversadas, para que el hij@ pueda medirse a sí mismo al cumplirlas y asumir las consecuencias al no hacerlo.

Si hablamos de menores de dos años, no hablamos de reglas si no de hábitos, bañarse, lavarse los dientes, comer y dormir a las horas, son hábitos, dejar el teléfono fuera de la habitación o entregárselo a los padres, recoger la ropa y los juguetes son reglas.

 

LÍMITES 2

 

Hábitos de repetición

Los hábitos son la repetición constante de actos que son instintivos o que han sido enseñados, dormir, es instintivo, lavarse los dientes es aprendido, las reglas son principios o preceptos acordados a conveniencia de un grupo, por tal razón todos los miembros deben aportar para la creación de ellas.

Pensar que un niño no sabe lo que le hace bien, es irrespetarlo o inutilizarlo, ciertamente los adultos tenemos más experiencia y podemos, debemos, guiarlos, pero esto no es igual a inutilizarlos o callarlos por nuestro miedo a verlos equivocarse.

Es sumamente importante que los padres puedan reconocer al niñ@ como diferente a sí mismo, es desde reconocerl@ diferente que puede ayudarl@ a crecer, que puede ayudarle a verse valios@, amad@ y respetad@, porque le permitirá decidir y equivocarse, acompañándol@ de la manera más amorosa, superando sus propios miedos como padres cuando esto suceda.

Es de los retos más complejos de la paternidad permitirles el error a los hij@s, porque tendemos a pensar que el error no es parte de un aprendizaje apropiado, sin embargo, es el error el que nos permitirá acompañarl@s en los momentos de tristeza o frustración y el que asentará las bases del amor que les tenemos porque sabrán que los amamos “en sus peores” momentos y porque nos permitirá enseñarles otras formas u otros caminos que sin haberse equivocado no podrían mirar o reconocer.

 

LÍMITES 3

 

Escrito por: María del Carmen Rodrigo, sicóloga clínica.

 

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