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Muchos se preguntan: ¿qué se pone primero la familia o la empresa?

Marc-Michael Bergfeld, PhD y profesor del Munich Business School, nos cuenta que hay un dicho que siguen: “una buena familia, bien coordinada en su legado puede crear casi cualquier empresa, pero ninguna buena empresa ha podido crear una buena familia”. Ante esto, es importante reconocer que siempre se empieza con la familia, de ahí que la empresa deba tomar en cuenta la identidad (quiénes somos) y a dónde van juntos. Y sobre esto último hay que hacer hincapié “tenemos que estar juntos en lo que queremos hacer, el negocio es como una forma de hacerlo, pero su función principal es la sobrevivencia de la familia a largo plazo”, menciona Bergfeld.

Si la forma sigue a la función, y el fin último de esta es proteger el bienestar es importante mantener una comunicación efectiva con quienes forman parte de esta empresa familiar. Una efectiva comunicación es un pilar fundamental para que una empresa familiar asegure su éxito, pero esto no quiere decir que por “ser familia” no existirán los conflictos.

Formas de enfrentar los conflictos

Por lo general, menciona Bergfeld, existen cuatro “esquinas” de conflicto que pueden adoptar las personas según su personalidad y la forma en la que manejan los conflictos:

  1. Ataque al otro: se inclina hacia una discusión agresiva.
  2. Pasividad: por evitar el conflicto se trata de complacer al otro.
  3. Ignorar el tema: se huye del conflicto y no se enfrenta ni se soluciona.
  4. Racionalizar el tema: se intenta buscar explicaciones externas al conflicto sin resolverlo.

Ante esto, sin importar la forma en la que cada cual actúe se necesita reconocer al otro, no tomar una posición jerárquica o imponente y, sobre todo, saber que en las situaciones de estrés o de presión será más difícil llevar una comunicación efectiva. Durante un conflicto se debe aprender a hacer un “time out” y encontrar un momento propicio para retomar la discusión.

Pautas para manejar disputas en las empresas familiares:

  1. Entender con quién estoy comunicándome y sus objetivos, es decir, ponerse en los zapatos de la otra persona.
  2. Explicar mi punto de vista y mi perspectiva sin imposiciones, sino a través del diálogo
  3. Llegar a acuerdos, es importante buscar cosas en común para solucionar neutralmente los conflictos.
  4. Comunicar equitativamente, aunque para los padres puede ser difícil, no hay que caer en imponer jerarquías, se pueden hablar iguales con respeto.
  5. Cada cierto tiempo tomarse un tiempo con la familia para hablar de las cuestiones de trabajo alejados de los momentos de estrés. Se pueden tratar temas sobre qué ha ido bien o mal, que nos disgustó, peor siempre como en equipo.
  6. Resolver los conflictos con la persona que se generó, evitando involucrar a otros miembros de la familia. Cuando esto ocurre entramos en un conflicto de grupo que escalará sin necesidad cuando se podría haber resuelto uno a uno.

La transición de generación a generación

La transición de una generación a otra siempre es un proceso complejo que tendrá sus roces. Es necesario pensarlo esto como un juego de posta, si el padre va empujando todo, no dará oportunidad a los hijos de aportar, mientras que si los hijos tiran de este para “quitárselo” solo generará fricción. Para que funcione hay que entrenar, y esto se logra desde el inicio con cosas pequeñas, que con el tiempo van repitiéndose y transformándose en responsabilidades más grandes.

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Un emprendimiento sin la familia no vale nada

Muchas veces puede suceder que la primera generación ya quiere dejar la empresa a sus hijos por perseguir sus sueños o iniciar otros proyectos, pero si no se han preparado juntos ninguno de los dos tendrá la confianza suficiente. El legado es un trabajo en conjunto y es más fácil “dejar la posta” si todas las generaciones se han involucrado, han aportado y han discutido qué es lo que quieren, qué es lo que son y a dónde pretenden ir juntos, caso contrario la transición puede fracasar.

Por: Carol Arosemena A.
Máster en Comunicación y Educación

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