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El paradigma de la nueva longevidad indica que el porcentaje de personas mayores (abuelos) sin nietos está en aumento.

Cuenta la leyenda que hubo un tiempo en el que se pensaba que todos los adultos mayores eran abuelos. No serlo en esa etapa de la vida era visto como una rareza del destino. Hoy, bajo el paradigma de la Nueva Longevidad, sabemos que el porcentaje de personas mayores sin nietos está en aumento, lo que marca un cambio en la configuración de los vínculos sociales.

El panorama no es distinto para quienes, sin elegirlo, se convierten en abuelos. Observo y converso con frecuencia con gente grande de carne y hueso, no la edulcorada de los comerciales, que se cuestiona sobre su rol social. Algunas llevan el título con orgullo, otras prefieren ejercer esa función con su nombre propio, sin perder identidad. Es el grupo de abuelos que notan que la sociedad les resta valor cuando reciben ese calificativo.

 

 

Rol de los abuelos en el siglo XXI

El rol de los abuelos en el Siglo XXI es muy diferente al que ejercieron los abuelos de las generaciones anteriores. Los abuelos de antes tenían un gran protagonismo en la escena familiar. Eran consultados para todo y estaban integrados armónicamente a la familia nuclear. Se hacía lo que ellos decían, nos ordenaban la vida de algún modo. Crecimos creyendo que el ciclo de la vida se mantendría lineal por siempre.

Alejados de esta ilusión y agobiados por una vida cada vez más disruptiva, son muchos los abuelos de hoy que se sienten desplazados por la tecnología. Notan que sus nietos no los toman en cuenta para casi nada, porque no los necesitan. Desde que los video juegos y Google se instalaron en sus vidas como medio de compañía y de consulta respectivamente, son bastante prescindibles en sus vidas.

En la otra orilla, cuando converso con los nietos de las nuevas generaciones, comentan que la distancia no es el olvido, como dice el bolero, sino el juicio excesivo que pesa sobre ellos. Se les cuestiona ser nativos digitales y por tanto haber cometido el pecado mortal de empoderase apalancados en la tecnología.

 

 

Resolver la paradoja

En medio de estos grupos etarios, que aparentemente se repelen como si fueran dos imanes positivos, quienes avanzamos en la segunda mitad de la vida, que pudimos gozar de la presencia y de las historias fantásticas de los abuelos, nos preguntamos cómo resolver la paradoja sin morir en el intento.

Disfruté de una abuela que me hablaba amorosamente de su padre italiano y de cómo era la vida de antes. Don Ilario llegó al puerto huyendo de una Italia empobrecida. Con la generosa ayuda de familiares y amigos puso una fábrica de fideos que se incendió. A pesar de su infortunio, salió adelante con una tienda de abarrotes. Mi abuela y su hermana, huérfanas de madre, fueron criadas por este gran hombre y ellas nos legaron su historia de esfuerzo y coraje para hacerle frente a la adversidad. Sin ese relato, contado en clave de amor, a mi bisabuelo se lo habría llevado el viento de los años. Hoy habita en mi memoria y es parte de la identidad de mi familia con quienes comparto esos relatos que atesoro. No puedo decir lo mismo de mis otros bisabuelos, nadie me habló de ellos, murieron para siempre.

La clave podría estar en abrirnos hacia la posibilidad de suavizar nuestras miradas. Provocar conversaciones con los nietos no es tarea fácil. Si todos nos aferramos a nuestros prejuicios, arcilla de estereotipos, ¿cómo vamos a conocer las maravillas que esconde cada generación?

 

 

Relatos familiares y los abuelos

Defendamos el tesoro de los relatos familiares, esa reserva de memoria que alimenta nuestra identidad y la de nuestros hijos. Los recuerdos que nos cuentan las personas mayores son un vínculo potente entre el pasado y el futuro. Los jóvenes de hoy necesitan de esos faros que iluminen y guíen su porvenir. Ellos viven un presente escaso de certezas. Son humanos de otro tiempo.

La queja de los abuelos seguirá vigente porque siempre habrá transiciones y estas duelen irremediablemente, quejarse es una forma de expresar cuánto nos afectan. Asumir que habrá pérdidas y celebrar que también habrá ganancias en el diálogo intergeneracional, es como el “sí mágico” que nos regalan los actores cuando se suben al escenario y actúan su rol, el que les toque.

Y ustedes, ¿Qué relato familiar recuerdan de sus abuelos, ese que llevan tatuado en la piel, que les hizo ser quienes son y del que sus hijos o nietos, jóvenes del Siglo XXI se están perdiendo?

“No se lo piensen demasiado, que la vida está esperando”, como dice la canción de Mecano.

 

 

Escrito por: Psic. Alexandra Landázuri Savinovich
Directora de Guiarte, programa online para personas mayores.
Instagram: @guiarte.ec – https://bit.ly/guiarteec
Facebook: @guiarte.ec – https://n9.cl/guiarte

 

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