Compartir:

Enseñemos a nuestros niños que mantener una alimentación correcta también puede ser delicioso.

Los chicos llegan a casa y al revisar las loncheras que les preparamos con tanto cariño nos encontramos con que: al sánduche apenas le dio una mordida, solo comió la mitad de la fruta y con suerte se cogió dos de los palitos de apio y zanahoria, eso sí, con todo el queso crema que le habías enviado. Pero, ¿qué podemos hacer para que esto no suceda?

Existen varias formas de cambiar esta situación, en donde, el denominador común es involucrar a los niños en el proceso de preparar su lunch. Aunque esto nos tomará más tiempo, el resultado será beneficioso para todos.

Una de las cosas por lasque podríamos empezar es relacionar a los niños con el proceso de crecimiento de los alimentos. Hoy, es más fácil conseguir opciones e información para empezar un pequeño huerto de vegetales, frutas, plantas aromáticas, medicinales, etc. Además de ser una actividad que los conectará con la naturaleza, también es la oportunidad de aprender más de ella. Así el niño mejorará su motricidad fina y atención, aprenderá a seguir rutinas y a hacerse responsable de su encargo.

Ser parte de este proyecto hará que se emocionen al tener el producto y se animen a probarlo. La mayoría de veces los niños dicen que algo “no les gusta” sin ni siquiera haberlo probado, porque lo desconocen.

Es cuestión de creatividad

Otra opción es buscar recetas y propuestas sencillas pero llamativas. Por ejemplo, hacer un sánduche con forma de conejito o frutas que componen una serpiente, etc. El objetivo es que estas llamen su atención. A los niños les emociona poder mostrar cosas interesantes a sus compañeros y la mayor parte del tiempo terminarán comiéndoselo.

En casa ellos podrían preparar snacks utilizando su creatividad y observando los ingredientes que tienen a la mano. Esto hará que conozcan frutas o vegetales que usualmente no comen y con tal de dar forma a su creación se animarán a probar algo nuevo.

Su opinión también cuenta

Asimismo, pueden experimentar preparando una comida sorpresa para algún miembro de la familia. Existen recetas muy sencillas en las que los niños pueden participar y hay utensilios de cocina aptos para ellos, siempre bajo la supervisión de un adulto. Démosles la confianza de que ellos escojan una receta que les interese, lo más probable es que esto les genere seguridad y orgullo del plato realizado.

Otra idea puede ser ponerles de reto preparar snacks sanos o algo que desconocen para compartir con sus compañeros, para lo que pueden pedirle ayuda a algún miembro de la familia que sea vegano o aquel que come muchas verduras. Aunque el niño no se anime a probar la primera vez, estamos permitiéndole abrirse a nuevas oportunidades y poco a poco se irá familiarizando con otro tipo de alimentos más saludables.

Seamos el ejemplo

Nuestro error es utilizar la comida como premio o castigo. También, asociamos la comida rápida con buenos momentos y con el juego. Encendemos la televisión para que “el niño se distraiga y coma” haciendo que el momento de la comida pierda importancia, acostumbrándolos a que coman solo por inercia.

Cambiemos esto desde casa, recordemos que nosotros ponemos el ejemplo. No podemos pretender que nuestros niños coman sano si nosotros no lo hacemos. Permitámosles conocer esas comidas que no nos gustan, para que nos vean hacer el esfuerzo de comerlas porque nos hacen bien. Exploremos juntos otras propuestas de comidas que usualmente no probamos, aunque sean muy diferentes a cómo las cocinamos en casa.

Por: Claudia Rivera
Licenciada en Educación Inicial Bilingüe

Compartir: