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Las personas de la tercera edad o también conocidos como adultos mayores son seres valiosos. Por eso la familia es el pilar fundamental de la psicogeriatría.

“Cuando la familia está ausente puede acelerarse el declive y deterioro cerebral; pero si la familia está pendiente y presente se puede estimular la plasticidad cerebral y enlentecer el envejecimiento normal del cerebro”, Franklin Andrade, Psicólogo Clínico y experto en Psicogeriatría y Psicogerontología.

El contacto del adulto mayor con su familia es indispensable para una buena salud física y mental. Lastimosamente, las familias de ahora no están preparadas para tratar a una persona de 3ra edad ni tienen información de cómo envejece.

El psicólogo Andrade explica que hay dos posturas de los familiares: la de sobreprotección y la de aislamiento. La primera inutiliza a la persona y lo hace perder su autonomía, mientras que la segunda es una postura en la que la familia se basa en creencias erróneas sobre los adultos mayores.

 

 

Viejismo

El término viejismo es el que mejor explica estas creencias. Consiste en cosificar al “viejo” como alguien que ya cumplió su labor, ya no produce y por lo tanto no sirve. El psicólogo enfatiza que el desconocimiento sobre la psicología del adulto mayor y sus procesos de aprendizaje, es lo que aumenta estas creencias en las familias. “Ya por que el abuelito no se acuerda dónde dejo las llaves se cree que tienes problemas en la memoria, cuando lo que tiene es más un problema de atención”.

De igual manera se conversa menos con ellos, porque creemos que no nos entienden, se olvidarán de lo que les decimos, o nos cansa que pregunten o cuenten muchas veces lo mismo. Andrade explica que es fundamental que la familia sea paciente con el adulto mayor, comprenda sus necesidades y se prepare para satisfacerlas. El adulto mayor necesita hablar con sus familiares y con sus nietos.

El psicólogo Andrade también explica que parte de esta necesidad nace de un deseo de trascender, de transmitir todos sus años de sabiduría y conocimientos. Por esto, es tan importante para el abuelo compartir y hablar con sus nietos, porque de esta manera puede dejarles un legado.

 

 

La cruda realidad

Ahora bien nuestros abuelos confrontan una realidad que no se enfrentaba antes. Ahora las familias son nucleares, ya no hay una cultura de buscarlos o visitarlos, siendo ellos los que nos tienen que llamar y buscar. A su vez se piensa que cuando se jubilan ya no tienen que hacer nada.

Ante esto Andrade explica que la familia tiene que apoyarlos en sus actividades, motivarles a encontrarse con los amigos y ver que los nietos estimulen y los hagan conversar a sus abuelos. Él mismo comenta que está jubilado pero no retirado, y que a sus 74 años sigue dando clases universitarias, asesorando a las familias y participando de expositor en los congresos. Es importante tomarse su tiempo y sus respectivos descansos, claro, pero necesita encontrar la forma de permanecer activo.

 

 

 

El duelo

En su trabajo con las familias de pacientes geriátricos les dice que no aíslen a la persona mayor y más bien se acerquen a ella. Así mismo, que se eduquen en psicología del desarrollo, para comprenderlos mejor y saber cuáles son sus necesidades. Va a llegar un momento en que necesiten ayuda ante un duelo, especialmente el del cónyuge.

Cada persona vive su duelo de forma diferente, no hay un manual general, y si la persona lo necesita se puede acudir con un profesional de la salud mental. De igual manera, lo mejor es que envejezcan en sus casas. Es preferible llevarles una enfermera a ponerlos en una institución, pero si es necesario se lo puede hacer.

Por último, es esencial que sea socializado en el núcleo familiar, y en los casos del Alzheimer se siga hablando e interactuando con ellos. Si bien esta enfermedad no tiene cura, las actividades lúdicas y recreativas, la apreciación por la música y el arte les ayuda mucho a enlentecer el desarrollo de la enfermedad. Por ejemplo, tomarse el tiempo para hacer con ellos sopas de letras o crucigrama, hacerlos escuchar canciones que en su juventud les gustaba, y apoyarlos en pasatiempos como la jardinería es útil para mantener al cerebro estimulado y manejar mejor la enfermedad.

 

 

Escrito por: Ruth Baquerizo.

 

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