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La mejor forma de tener un mundo mejor… es poniendo a Dios en el centro de todo.

Mucho se habla de que se han perdidos los valores, de que estamos rodeados de maldad e incluso, la empatía es algo que escasea ante el dolor de quienes nos rodean, y todo esto lo ha agravado la pandemia en la que vivimos… pero hay personas que nos permiten tener fe en que aún podemos hacer algo para cambiar todo lo negativo, un ejemplo de ello es el Roberto Quintero Torres, promotor del Grupo BETA.

Roberto es ingeniero de alimentos, vive en Quito junto a su esposa Lina Franco Peña e hijas Clara, María José Sofía y su nieta María Antonia Gallego Quintero. Él cuenta que en los medios de formación le sugerían aportar al mundo con acciones concretas. Así, creció la inquietud por hacer algo para estar más cerca de sus amigos. La oportunidad se presentó cuando uno de ellos empezó a transitar una dura prueba. Decidió ayudarlo a fortalecer su espíritu, porque era ajeno a la parte espiritual.

Después de un largo tiempo de acompañamiento, Roberto cuenta que su amigo empezó a rezar el rosario, a confesarse y, a estar más cerca de Dios. Al ser testigo de este cambio, pensó en que más personas también podrían beneficiarse de este acompañamiento.

Así nació el Grupo BETA. “Me resultó más fácil acudir a varios amigos y familiares que, aunque estuvieran en diferentes países del mundo tenía mucha confianza. Así que empecé a contactarme uno por uno, y les propuse encuentros para conocer mejor la doctrina de la Iglesia”, cuenta Quintero.

El quiteño comenta que no puede negar que al inicio tuvo varias negativas, pero los que decían que sí, se fueron uniendo. Desde octubre del año pasado, cada jueves se reúnen de forma virtual.

“Cada encuentro consiste en 30 minutos dedicados a conocer mejor nuestra fe, instruirnos más y enriquecernos con charlas prácticas que nos faciliten llevar una vida cada día más coherente con lo que creemos. “La labor que ha hecho y hace continuamente el Señor con nosotros, para mantenernos en esa amistad suya, es la misma labor que quiere hacer con otras muchas almas, sirviéndose de nosotros como instrumento” (San Josemaría, Carta 11-III-1940, n. 70.)”, expresa Roberto.

 

Unidos desde todas partes

Hoy en día el Grupo BETA lo conforman personas que residen en distintas partes del mundo.

Desde Tokio (Japón), un país en que el catolicismo casi no existe, las reuniones mantienen conectado espiritualmente a Juan Fernando.

Pedro es ingeniero industrial, casado hace 17 años con 3 hijos y 2 mascotas sigue los encuentros desde Pereira (Colombia) y para él son un tiempo de reflexión y un espacio de diálogo con otras personas para compartir temas sobre fe.

Desde Colombia, también se une Fernando, que vive en Cali. Es médico, está casado y tiene 3 hijos. Lo unió al grupo la necesidad de acercarse a la Virgen María y conocer más de la fe católica.

También Gerardo, casado hace 17 años y con 2 hijos. El comparte que cada reunión es una oportunidad para aprender y mejorar.

Todos con realidades personales, familiares y profesionales muy variadas, pero unidos por un fin en común.

Apoyo y fraternidad en las buenas y en las malas

Roberto indica que han logrado acompañarse desde puntos cardinales bien distantes en el mapa, pero cercanos gracias a los beneficios del internet. Se dan la mano en lo que necesitan, viven la realidad que les toca, su debilidad en la enfermedad, pero confiando siempre en Dios.

“Muchos enfrentaron la pérdida de seres queridos por la Covid-19, incluso alguno del grupo enfermó y este encuentro cercano con la muerte los llevó a profundizar más en la parte espiritual. Así, el Grupo BETA se convirtió en una bendición, porque los fue rescatando del agobio”, expresa Quintero.

Protección en familia

El quiteño afirma que la familia es el lugar donde las personas pueden alcanzar su mayor desarrollo personal, emocional, y psicológico, porque es el espacio donde nos sentimos amados por ser quienes somos. La mejor forma de protegerla es, en primer lugar, poniendo a Dios en el centro de la vida familiar, en segundo puesto, hacer sentir a cada uno de sus miembros que son queridos, respetados y escuchados y, por último, fomentar en el núcleo familiar un espíritu crítico frente a las ideologías que presenta el mundo.

Roberto y su familia se reparten los quehaceres en el hogar y disfrutan mucho de realizar caminatas, parrilladas, karaoke, fogatas y más, fomentando así la unión familiar.

Mensaje:

“El mejor consejo para las familias es esforzarse por reconocer siempre las cosas buenas de los demás, y no fijarse tanto en los defectos. Fortalecer el vínculo matrimonial de los esposos, para que sean fuerza e inspiración de los hijos. A los jóvenes que valoren y sueñen con formar ellos mismos una familia que luche por ser feliz”, finaliza Roberto Quintero, promotor del Grupo BETA.

 

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