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Los abuelos siguen siendo un pilar fundamental en la vida afectiva y educativa de sus nietos.

 

Para muchos queda lejana la imagen de la abuelita ancianita, sentada en una mecedora que solo chocheaba y consentía a sus nietos. Hoy, gracias a las mejores garantías de salud y bienestar, los adultos mayores tienen una vejez cada vez más activa y pueden involucrarse más en la crianza de sus nietos.

Por eso, el rol que cumplen en las familias en la actualidad es vital, cuando papá y mamá trabajan y muchas veces viven a mil por hora.

 

 

Un buen referente

Los abuelos siempre serán para sus nietos ese referente de cariño y refugio, el lugar donde se puede confesar una travesura y donde se puede pedir consejo de temas que sonrojan al conversar con los papás. Son esa autoridad moral, no impuesta por los gritos o el castigo, como a veces perciben a los papás, sino por el cuidado y la sabiduría que da los años.

Es por ello que el rol de los abuelos es un tesoro que toda la familia debe cuidar y cultivar, sobre todo los padres para quienes se convierten en grandes aliados al momento de enrumbar a los hijos.

 

 

Trabajo en equipo

Es vital que se trabaje en equipo con los abuelos, sin coartar su derecho a consentir y sin endosarles totalmente la responsabilidad de ejercer la autoridad de los padres.

Los abuelos pueden colaborar en la vida de los nietos en las siguientes formas:

  • Cuidándolos por las tardes, si el horario de trabajo de los papás no se los permite.
  • Compartir sus hobbies o talentos con los nietos. Animarlos a salir de lo común.
  • Premiar logros cotidianos que los papás no suelen premiar, como una buena nota o la conquista de un hábito.
  • Ser refugio de los nietos cuando no están de acuerdo en algo con los padres, explicar el porqué de las normas respaldando a los papás, pero acogiendo el punto de vista del nieto. Si es pertinente, intervenir como mediador.
  • Conversar mucho con los nietos, de su historia de vida, de la infancia de los padres, de las aspiraciones que tienen para los nietos.
  • Fortalecer su afectividad y vincularlo con su historia; hacerlo sentir parte de una familia más amplia, que sepa que, además de sus papás y hermanos, tiene personas con las que cuenta incondicionalmente.
  • Y para todas esas cosas prácticas de la vida, que uno como papá no puede decir, pero que los hijos deben conocer, ahí están los abuelos.

Es un maravilloso tesoro para nuestros hijos poder disfrutar de ellos, y construir esa hermosa relación. Luego, los nietos se convertirán con el tiempo en quienes consientan y acompañen a los abuelos, cuando ellos lo necesiten.

 

 

Escrito por: Inés Cobo de Gilbert, Directora Ejecutiva del Sir Thomas More.

 

 

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