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En esta oportunidad compartimos con ustedes un breve pero muy sentido testimonio, que habla sobre lo que el COVID se llevó.

Otro año de pandemia por el COVID… Apenas estamos yendo al segundo mes, y la mayoría ya ni sabemos el número y nombre de variante que anda afectando por ahí. Para este punto solo sabemos que tendremos que seguir adelante en medio de una pandemia que continúa, y que ha traído muchas cosas: dolor, soledad, muerte, desesperación, incertidumbre, miseria, aislamiento, separaciones, peleas, divisiones, conflictos… Y miedo, mucho miedo.

Pero, si bien ha traído todas estas cosas, no sería justo obviar todo lo que, por el contrario, se llevó, ¡y que era mejor que se llevara! Veamos cuáles son esas cosas:

Las ganas de aislarnos

Sí, que se las lleve… Que se lleve las ganas de aislarnos, las ganas de no ver a nuestros familiares, de no responder ese mensaje a nuestros abuelos, de no llamar a nuestros seres queridos, de no decirles lo importantes que son para nosotros y nuestra vida… Que se lleve las ganas de guardar rencores, las ganas de no perdonarnos, las ganas de dejar de abrazarnos, la pereza de salir al encuentro del otro, las ganas de pelearnos los unos contra los otros, las ganas de dividirnos, las ganas de solo tener relaciones virtuales, las ganas de no estar presentes…

 

 

La falta de sentido de la vida

Que se la lleve… Que no sea en vano la vida de los que también se llevó, que no sean en vano tanto encierro, tanta soledad, tanto miedo, tanta incertidumbre y tanto dolor. Que se lleve las ganas de dejar todo para después, las ganas de no empezar a trabajar por un verdadero propósito en nuestra vida.

Que esta generación salga entendiendo que nada en esta vida se puede dar por sentado, y que somos todos responsables no solo de la salud, sino también de la felicidad de los que nos rodean. Que se lleve el egoísmo y la supremacía del “Yo y solo Yo”.

 

 

La superficialidad

Que se lleve también ese modo de vivir. Que aprendamos a valorar lo que es realmente importante, por encima de todo lo superficial: nuestra familia, nuestros amigos, todos nuestros seres amados….

El COVID se ha llevado muchas cosas. Pero ahora nos toca a cada uno dejar que se lleve lo que nos hace encerrarnos en nosotros mismos y no hacer lo posible, a pesar de la enfermedad y del sufrimiento, para abrir las puertas de nuestro corazón.

 

 

Escrito por: Mateo y Giuliana, misioneros, vía amafuerte.com

 

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