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¿A qué llaman sexo seguro?

La expresión “sexo seguro” se refiere a mantener relaciones sexuales sin riesgo de un embarazo imprevisto o de contraer una infección de transmisión sexual (ITS). En la práctica, algunas campañas y gobiernos identifican el “sexo seguro” con el uso del preservativo en todas las relaciones sexuales. De este modo llegan a afirmar que cualquier tipo de actividad sexual es igual de aceptable o “segura” por el solo hecho de usar preservativos.
Sin embargo, esta afirmación es errónea. La Organización Mundial de la Salud informa que el preservativo tiene un 15% de fallos para evitar los embarazos.

El preservativo tampoco es 100% eficaz para evitar las ITS. Entre otras razones porque ofrece una protección insuficiente en la prevención de 3 de las 4 ITS más frecuentes: clamidia, herpes y virus del papiloma humano.
En la actualidad hay jóvenes (y adultos) que se infectan con una ITS a pesar de usar siempre preservativos y que se sorprenden de ello. Se sorprenden porque no han sido bien informados.
En todo caso, al referirse al preservativo, estas campañas deberían hablar de “sexo más seguro” (o “sexo con menos riesgo”) para expresar con más realismo que la protección del preservativo no es absoluta, en lugar de transmitir la idea errónea de que se está totalmente “protegido”.

¿Qué significa que el preservativo puede producir “compensación  de riesgos”?

Se conoce desde hace tiempo que el preservativo reduce, pero no elimina el riesgo de transmisión del VIH. Por otra parte, su efectividad protectora frente a algunas infecciones de transmisión sexual (ITS) es muy baja. Tampoco tienen una efectividad muy alta como contraceptivo. En este contexto, es necesario conocer el llamado fenómeno de “compensación de riesgos”. Este fenómeno consiste en que hay algunas medidas preventivas que pueden hacer que el usuario se sienta completamente protegido y esto le conduzca a asumir mayores riesgos. Por ejemplo, los cascos y protectores de hombros que empezaron a usar los jugadores de fútbol americano para protegerse de lesiones les hicieron diseñar jugadas en las que usaban la cabeza o los hombros como herramienta de ataque, cosa que nunca hubiesen hecho de no llevar casco. Esto hizo que se produjesen lesiones más graves después de que se introdujesen estas medidas que teóricamente iban a reducir el daño.

En la mayoría de las ocasiones en que se ha promovido en una población el uso del preservativo para protegerse de embarazos imprevistos y de ITS, se ha actuado imprudentemente, olvidando este principio clásico de la práctica de la salud pública. Casi siempre se ha transmitido a los jóvenes una sensación de “seguridad absoluta” e invulnerabilidad si usan el preservativo. Esa supuesta seguridad absoluta (que no es real, dado que el preservativo no es 100% eficaz), les ha llevado a aumentar las conductas sexuales de riesgo, como aumentar el número de parejas sexuales o empezar antes a tener relaciones sexuales. El riesgo de sida con cinco relaciones sexuales usando correctamente los preservativos equivale al riesgo de una relación sexual sin preservativo. Este fenómeno de compensación de riesgos es una de las explicaciones de por qué ninguna campaña de “sexo seguro” centrada en la promoción de preservativos ha logrado frenar las epidemias de ITS. En España, a pesar de ser uno de los países con mayor uso de preservativos, no sólo no han bajado sino que han subido las cifras tanto de embarazos y abortos en adolescentes como de las ITS.

 

 

Por Dr. Jokin de Irala
Catedrático de Medicina Preventiva y Salud Pública
www.joveneshoy.org

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