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La labor de todo padre es velar por su familia y brindarles seguridad. Estos papás coinciden en que no existe un sexto sentido masculino, eso se lo prefieren dejar a las mamás. Su trabajo es transmitir valores a sus hijos, a través de su actuar cotidiano.

Juan Carlos Ycaza
Educar en positivo

Juan Carlos comparte con Juancar, Pablito y Cristi.
Juan Carlos comparte con Juancar, Pablito y Cristi.

La educación de los hijos es una tarea que los padres deben comprender y asimilar de igual manera, con el fin de criar con base en valores y ética. Juan Carlos y su esposa Cristina Pino, tienen clara esa labor. “A Dios gracias compartimos el mismo ideal de la educación que queremos darles a nuestros hijos, nos apoyamos mutuamente al momento de tomar decisiones en relación a correcciones y castigos, pero sobre todo tratamos de educarlos con refuerzos positivos, incentivándolos cuando hacen bien las cosas”, comenta Juan Carlos.

Juntos han logrado formar y edifican día a día a tres hijos únicos.  Juguetón, sonriente y cariñoso, Pablito, el menor (5) siempre ayuda a papá en las labores de la casa y busca imitar a sus hermanos mayores. Cristina es la mayor (11) y cuida de sus hermanos; poco conflictiva y conversadora, sobre todo con papá. Juancar  (9) es el bromista de la familia, aficionado al fútbol y de gran corazón.

Juan Carlos, debido a su trabajo, debe viajar varias veces al año y siempre lo hace pensando en su familia. “A pesar de no pasar mucho tiempo en la casa con los niños, nos arreglamos para estar siempre en contacto. En lo posible cenamos juntos y compartimos un rato antes de dormir. Si estoy de viaje conversamos por Face Time casi todos los días y los fines de semana siempre estamos juntos. Gracias a Dios, mi papá ha sido un gran ejemplo en todo sentido y siempre está disponible para nosotros en cualquier momento y a cualquier hora”.

Una de las anécdotas que Juan Carlos más recuerda con uno de sus hijos fue cuando Pablito acudió a él una madrugada, porque “se había hecho pipí en la cama”. Él lo ayudó, sin imaginar cuál sería la respuesta de su hijo: “¿Verdad papi que, así como yo te pido ayuda, cuando yo tenga a mi hijo Juan Carlitos, ¿él me va a pedir ayuda a mi?”. Fue entonces cuando tuvo clara la importancia de un papá. “Eso que me dijo, me demostró que desde pequeños siempre nos ven como un ejemplo y me esmero en ser el mejor para ellos”, dice.

La relación que Juan Carlos tiene con cada uno de sus hijos es especial y cercana, en donde asegura brindarles confianza y amor. Es cariñoso con los tres y también juguetón, pero cuando hay que cumplir normas, es siempre firme. “Es un gran papá y esposo. Se interesa por las cosas de la casa y siempre está pendiente de todos nosotros”, afirma Cristi, su esposa.

El complemento que brinda Juan Carlos como papá es fundamental para la crianza de sus hijos y como esposos forman un gran equipo. “Desde chiquitos he querido participar. Fui yo quien bañó por primera vez a cada uno de ellos y me levantaba a ayudar a Cristi durante los primeros meses cuando se despertaban de madrugada”, recuerda Juan Carlos.

Carlos Torres
Los hijos que dejamos al mundo

Carlos motiva a sus hijos Litos y Epi para que practiquen música juntos.
Carlos motiva a sus hijos Litos y Epi para que practiquen música juntos.

Amiguero, sonriente y carismático, Carlos nos recibió en su casa junto a Sofía de 12 y Carlos de 16. Su esposa y mano derecha, Alicia, nos acompañó y compartió la entrevista. Para Carlos, ella es lo mejor que Dios pudo poner en mi vida. Además de ser una madre preocupada por su familia, se da el tiempo para pensar en los demás”.

Litos –como llaman a su hijo mayor- es un gran guitarrista, devorador de libros y películas clásicas. Por otro lado, Epi -apodo de Sofía- es amante de los animales, nadadora y cómplice de locuras con papá.

Al entrar a su estudio, las paredes del cuarto están llenas de medallas y fotos; tanto de Carlos en diversas competencias atléticas, como de Litos y Epi. No obstante, la atención se la lleva la batería, el bajo y las guitarras. “Sofía estuvo empeñada en aprender a tocar batería y, tras ver una oferta en Internet, no me pude contener. Carlitos toca la guitarra muy bien y yo, para unirme a ellos intento con el bajo. Los fines de semana hacemos bulla –aún no lo llamaría música-”, asegura.

Pese a este “ser amigo” de sus hijos, Carlos no deja de lado la faceta de padre que también pone límites. “Yo diría que mi relación es multifacética: soy amigo, formador, autoridad, apoyo, consejo, y hasta cómplice en ocasiones. Trato de aplicar mi rol de acuerdo a la circunstancia, pero sin dejar mi papel de papá”.

Al igual que muchos padres, Carlos trabaja en un negocio de comercialización de artículos ferreteros y viaja constantemente. Asegura que la comunicación y los momentos de calidad con su familia son fundamentales. “Trato de estar siempre pendiente para llamar la atención cuando sea necesario; pero también para felicitar  cuando van por el buen camino”.

Carlos fue el que le dio el primer baño a Litos y asegura –entre risas- que Alicia ruega por su ayuda, pero que el aprendizaje es mutuo. “Trato de enseñar con el ejemplo, como lo hizo mi papá conmigo. Les inculcamos nuestra espiritualidad y valores; y creo que no debemos preocuparnos por el mundo que les vamos a dejar, sino por los hijos que le vamos a dejar al mundo”. 

Francisco Alarcón
Esposo y papá:  los mejores cargos

Francisco junto a Ma. Gracia, Francisco, Martín, Emilio y Camila.
Francisco junto a Ma. Gracia, Francisco, Martín, Emilio y Camila.

Francisco tiene 43 años y es el presidente alterno de la Cámara de Industrias de Guayaquil, entidad a la que le dedica parte de su tiempo. La venta de su antigua empresa familiar lo ha llevado a buscar nuevos proyectos y emprendimientos. Pese a sus múltiples ocupaciones, hay dos cargos que nunca dejará de lado y considera que son los más importantes de su vida: ser esposo y papá.

Al referirse a su familia nos comenta que “Francisco (14) nació viejo, es conversón y le gusta aprender sobre casi todo; Martín es el imaginativo, se aferra siempre a su niñez y no se sale de las reglas; Emilio (7) es el payaso de la familia, no se calla ni un segundo y es muy alegre. Camila (3) es la engreída de la casa, y pese a su corta edad, tiene un carácter fuerte. ¡Muere por las princesas! María Gracia, mi esposa, es muy organizada y a todos nos maneja solo con una mirada”, asegura.

Ya sea viviendo la pasión del fútbol con su hijo mayor, bromeando con Martín, escuchando los chistes de Emilio o recibiendo el cariño de Camila, Francisco comparte con sus hijos de diversas maneras y resalta la importancia de estar siempre presente. “Lo que más intento es fijar principios y valores.  Esfuerzo, perseverancia, ética en todo sentido, respeto por todos, y cortesía sobre todo con las personas más vulnerables.  Los formo dentro de esos valores, tratando de usar el ejemplo como la herramienta que considero más fuerte”.

Permanecer más tiempo fuera de casa que mamá puede convertirse en un contratiempo para muchos papás, pero Francisco lo ve como una oportunidad para comunicarse con más frecuencia con sus hijos y educarlos. “Los chicos piden la influencia del padre, y absorben muy fácilmente lo que uno comparte e imparte en ellos. Desde luego, hay que tratar de estar presente todo lo que se pueda, y tener claro que la familia es la primera prioridad, es el fin; el resto son medios”.

Un momento para compartir 

Diariamente, el punto de encuentro de la familia Alarcón Muñoz es alrededor de la mesa, mientras cenan. Comparten las experiencias del día, ríen y lloran si es necesario. “Al cenar es cuando más conversamos o bromeamos. Los viajes en familia también compenetran mucho. También nos gusta ir juntos al cine”.

Francisco reconoce que en ocasiones tiene falta de práctica en algunas labores de la casa o con sus hijos, pero la predisposición siempre está presente para ayudar a Ma. Gracia en lo que sea necesario, ella y sus hijos lo valen todo.

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