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Esta es una época para celebrar en familia, nadie se puede quedar atrás.

La Navidad es un tiempo donde se evocan múltiples emociones. Para los adultos mayores, además de emocional, es una época de mucha reflexión, pues también se está a vísperas de concluir otro año. A esta edad se puede tener el riesgo de que esta introspección conlleve sentimientos de tristeza, pues coincide que al ser una festividad tan afectada por el consumismo, ellos suelen encontrase menos atendidos que en cualquier otra época del año.

Hoy, en un mundo que camina tan de prisa, en Navidad se puede evidenciar con más fuerza el común sentimiento de exclusión de los adultos mayores. Sus familias se encuentran con agendas estrechas entre las cenas y compras navideñas, por lo que contrario a lo que representa la Navidad en su esencia, para el adulto mayor esta puede ser una época donde sienta más soledad. Seamos conscientes de lo propensos que pueden ser nuestros abuelitos a sentirse desanimados en estas fechas y encontremos estrategias para prevenirlo.

¿Cómo disfrutar juntos este mes tan especial?

Decorar la casa: motivémoslo para que saque los arreglos y decore su casa. Si vive con nosotros, que sea parte de esta actividad. Hay que dejarlo opinar, aportar con ideas e incluso realizar cosas sencillas como colgar las bolitas, indicarnos si esta recto el árbol o ubicar las figuras del Nacimiento, etc.

Hacer regalos: reservar un día para acompañarlo a hacer las compras navideñas para sus seres queridos. El no ser capaces de realizar compras para darle un regalo a quienes quieren, puede causarle frustración y tristeza. Involucrarse en una causa social también le favorece mucho, como llevar regalos a los más necesitados.

Recuerdos: durante el año probablemente hayamos tenido experiencias tanto negativas como positivas, disfrutar esta época no es negar las vivencias pasadas, pero lo podemos hacer recordando momentos más felices. Hagamos que tengan este tipo de recuerdos presentes, elaborando una actividad familiar desde comienzos del mes de diciembre o en cada domingo, donde cada uno hace una lista de las cosas que agradecen de este año, para compartirlo el día de Navidad.

Participar en actividades: mientras más tiempo pasemos con nuestros familiares o amigos, menos tiempo tendremos para pensamientos negativos, especialmente en estas fechas. Organicen a la familia para turnarse las visitas al abuelito o llevarlo al cine, teatro o restaurante. Otra opción también es organizar salidas con sus amigos, o inscribirlo en un club diurno para evitar el aislamiento.

La experiencia y sabiduría de los abuelos los hacen muy valiosos. En este tipo de festividades, como la Navidad, son los encargados de mantener las tradiciones familiares y de recordarle a las nuevas generaciones el verdadero sentido de la Navidad. Puesto que su mirada permanece firme en la esencia de esta época.

Aprovechemos la Navidad como excusa para darle más tiempo a quienes olvidamos, para detener nuestro tiempo y escuchar con paciencia a quienes nos rodean y para buscar la reconciliación con quienes nos distanciamos. Y si en algún momento pensar en gastos o en “el corre corre” te agobia, entonces visita a tu abuelito con un café caliente y unas ricas galletas, para sentir la dicha que trae la Navidad.

 

Por: Ma. Belén Bonnard

Psicóloga Clínica

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