Compartir:

Cuando la separación de los padres es un hecho, es esencial tener en cuenta el sufrimiento que puede llegar a ocasionar a los hijos.

Son los propios padres los que deben hacer lo posible por manejar de forma adecuada y responsable su separación para no lastimar a los hijos. En diversas ocasiones y de manera inconsciente los progenitores podemos cometer una serie de errores que perjudican a los hijos. Entre los más comunes están:

  1. Transmitir al menor la idea de que deber elegir entre un padre u otro. De esta manera, el menor se verá presionado produciendo distancia emocional. Al final se sentirá más cercano al que le muestre cariño y amor.
  2. Expresar comentarios que dañen la figura del padre ausente. En ocasiones, se pueden inculcar sentimientos en el niño fundados por la mentira. Generando una desconfianza y diferentes carencias emocionales respecto al padre ausente.
  3. Presentar diferentes parejas de manera continua y frecuente y establecer una temprana convivencia. Los niños necesitan conocer la nueva pareja de una manera progresiva respetando su tiempo y generando espacios en común donde se puedan compartir actividades para generar un vínculo.

Impacto según las edades

 El tipo de impacto y su grado dependerá del estilo de afrontamiento de los padres, de la edad del menor y de su grado de madurez.

  1. Cuando el divorcio se desarrolla durante el embarazo. El estado de ánimo de la madre influirá en el bebé y puede que nazca con bajo peso o retraso en su desarrollo cognitivo.
  2. En niños entre 1 y 3 años. Es frecuente que los niños puedan tener conductas de timidez, aislamiento, distanciamiento emocional o fobias que se traduzcan en pesadillas nocturnas.
  3. En el caso de los niños de 3 a 6 años. Normalmente pueden generar sentimientos de culpabilidad ya que todavía carecen de capacidad de entendimiento de las causas de la separación. Pueden adoptar estilos de respuesta muy diferentes:pasivo- agresivo.
  4. Los niños entre los 6 y los 9 años. Es posible que vivan sentimientos de rechazo, sensación de pérdida y tristeza. Además, está el temor a ser abandonados, ya que todavía tienen la esperanza de que sus padres se puedan reconciliar.
  5. Entre los 9 años y 12 años. Es muy común que puedan experimentar vergüenzade sus padres y sentimientos de rabia hacia al progenitor que tomó la decisión de separarse. 

6. Los hijos adolescentes, entre los 13 y 18 años. Ellos pueden tener conflictos entre       aceptar o negar la situación de separación. De esta manera, se pueden generar     diferentes consecuencias: desde una hipermaduración por parte del menor hasta    problemas de conducta, como conductas antisociales, desafiantes o consumo de   sustancias.

En otras ocasiones, la separación de los padres ha generado liberalización de un ambiente tóxico y violento generando adultos más maduros. Por este motivo, son los adultos los que deben asumir su responsabilidad como padres sin olvidarse de satisfacer las necesidades de los hijos. No hay que mezclar los hijos en los problemas de la pareja.

Vía : HacerFamilia

Compartir: