Compartir:

Dos estudiantes del Liceo Panamericano nos comparten su visión sobre la ética en la comunicación hoy en día.

A través de la historia los hitos en la comunicación nos han permitido repensar las formas en que nos comunicamos. Y sobre estas últimas resulta importante ver cómo nos planteamos ante los valores que estamos reflejando desde la información que se maneja y cómo utilizamos las herramientas actuales. Ante esto, y aprovechando esta edición, contamos con la opinión de dos jóvenes estudiantes del Liceo Panamericano, quienes en el marco de un conversatorio abordaron el tema: “Ética mínima ¿Por qué no hablar de los valores en la actualidad?” Podremos ver también cómo desde su perspectiva ellos se plantean en este escenario y se enfrentan a los retos del siglo XXI.

¿Existe la objetividad en las noticias?

Por Natalia Salamanca

Como joven en formación, reflexionar y cuestionar la ética en la comunicación resulta una labor importante. Sobre esto el escritor y filósofo italiano, Umberto Eco expresó que “no todas las verdades son para todos los oídos”, haciendo referencia a que muchas veces no se quiere ver o escuchar la realidad de los acontecimientos que suceden a nuestro alrededor. Y que no podemos en muchos casos hacer “oídos sordos” ante lo evidente.

Al reflexionar sobre qué implica la ética en la comunicación cabe diferenciar la objetividad, éticamente hablando, relacionada con la neutralidad e imparcialidad; de la subjetividad que contempla, en cambio, las percepciones, argumentos y lenguaje desde el punto de vista del individuo. Bajo esta mirada la noticia no puede (ni debe) ser distorsionada por el periodista o por los intereses de los medios. Sin embargo, este no es siempre el caso, ya que el reportero actúa con una carga de sentimientos, experiencias o conocimientos que al fin y al cabo crean un punto de vista propio o personal.

Abraham Michael Rosenthal, editor ejecutivo del New York Times, escribió un memorándum a los periodistas de su diario, más o menos en los siguientes términos: “El deber de todo reportero o editor es luchar para conseguir tanta objetividad como sea humanamente posible”. Inmediatamente después describía a esta como la exclusión de los puntos de vista personales e inclusión de todos los demás puntos de vista. A esta línea es relevante añadir los debates en torno a lo que actualmente se considera como libertad de expresión en la actualidad. En el Ecuador a partir de la creación de la Ley Orgánica de Comunicación (25 de junio de 2013) y la organización de la Superintendencia de Información y Comunicación o Supercom (15 de octubre de 2013), se ha cuestionado la existencia de la liberta de expresión. Refriéndose a si esta ley es mordaza y lo que ha dado paso a la autocensura dentro de los mismos medios. Debate que aun sigue abierto.

Desde esta perspectiva, como receptores de noticia y de información, la pregunta a plantear ahora es: ¿será verdad que la objetividad en el periodismo pueda existir? ¿Cómo este tipo de leyes regulan o influencian el desarrollo de las noticias? Teniendo en cuenta que la ética en la comunicación se cumpliría siempre y cuando la noticia fuera objetiva. Pero sobretodo pensando en que la realidad es que ésta última es subjetiva.

¿Manejamos las redes sociales o estas nos manejan?

Por Rubén Sotomayor

En días pasados, tuve la oportunidad de participar en un conversatorio sobre el tema de la ética y redes sociales. En donde se planteó como pregunta central: ¿nosotros usamos las redes sociales o ellas nos utilizan?

Parecería que las redes sociales dominan nuestros estilos de vida y que en muchas ocasiones nos dejamos llevar por lo que ellas nos dictan. Estas mismas se han encargado de generar estereotipos de una manera rápida y sencilla, moldeando la conducta de muchos.

Tomemos como ejemplo los youtubers o bloggers que dan tips a sus seguidores para vestir, para sacarse fotos, creando así estrategias basadas en marketing para convencer. Con esto pretenden influir en la moda y crear tendencias, pero también generan estereotipos o modelos de personas ideales con los que nos comparamos (o imitamos). Inicialmente las mujeres eran las más vulnerables a estos modelos (por comerciales de ropa, cosméticos, tratamientos de belleza, etc.), pero con el paso del tiempo tanto hombres como mujeres no se salvan de caer convencidos por estas estrategias.

Hoy en día, gracias a Internet, es posible difundir ideas a escala global. Incluso, más de un tercio de la población mundial está conectada y logra a diario expresarse, por lo que resulta interesante ver cómo personas desconocidas y a kilómetros de distancia pueden entrar en contacto con un simple clic. El ejercicio de esta libertad para los seres humanos es una de las razones principales del éxito de las redes sociales ya que hacen posible todo esto de la forma más sencilla posible.

Pero esto abre otra interrogante más allá de cómo podríamos estar siendo utilizados por las redes. Esto es si a través de estas se cometen delitos. Hay que tener en cuenta que los delitos no dejan de serlo solo porque ocurran en Internet. Y sobre esto último cada vez hay más regulaciones al respecto. Si alguien en las redes sociales difama o acosa sexualmente, está cometiendo delito. Finalmente, pienso que sobre esta línea se debe fomentar desde todos los ámbitos el sentido común, el apego a los valores ciudadanos y sobre todo el discernir en información, no hablar de aquello que no te conste o no puedas probar, ya que no se puede creer ciegamente en todo lo que se ve. ¿no lo crees?

 

Compartir: