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La responsabilidad de los padres de una familia cristiana es poner todos los medios para que sus hijos crezcan a convertirse en católicos con una fe firme y decidida.

 En muchas familias, a causa del trabajo diario, las ocupaciones de la casa y las necesidades económicas, los padres reducen radicalmente el tiempo que invierten en hablarles a sus hijos de Dios. Las costumbres cristianas van cayendo en el olvido poco a poco en los niños y terminan llegando a la adolescencia sin ganas de participar con sus padres de las actividades que nos invita la Iglesia.

 No es suficiente llevarlos a Misa los domingos, si no se aseguran de que primero comprendan y aprecien el significado de lo que están haciendo. Si no entienden el motivo de las prácticas religiosas, en poco tiempo se convencerán de que no hay un motivo real para ir y se negarán a ser parte de esto cada fin de semana.

Es vital no relegar a un segundo plano la educación religiosa de tu hijo, pensando que es más importante que gocen de bienes materiales y confort.

 La responsabilidad de los padres de una familia cristiana es poner todos los medios para que sus hijos crezcan y sean católicos con una fe firme y decidida. Para lograr esto, deben asegurarse de que, durante sus años formativos, los niños aprendan los valores que deben defender por el resto de sus vidas. Es importante que les enseñen sobre la fe desde sus primeros años, sin esperar a que crezcan un poquito para que “puedan entenderlo mejor”.

 

Desde pequeños debes hacer lo siguiente:¿Qué puedo hacer para que mis hijos aprendan a amar a Dios?

– Enseñarles a orar durante el día.

– Señalar momentos del día para pedirle un consejo a Dios.

– Ayudarlos a tener a Dios presente en su vida ofreciendo sus actividades y tareas.

– Acompañarlos en la mesa para agradecerle por los alimentos.

– Leer con ellos un pasaje de Biblia o la hoja dominical. Pregúntales qué entendieron y cómo llevan esas enseñanzas a su vida.

 Pero, ante todo, debes recordar que los niños tienen que ver en sus padres un modelo a seguir, por lo que deben ser coherentes con lo que les enseñan. Es vital no relegar a un segundo plano la educación en la fe de tu hijo. Esto sucede en varias familias, pues en primer plano está que los chicos gocen de los bienes materiales y confort. Pero, nada es más importante para su bienestar espiritual que la compañía y guía de Dios desde pequeños.

 

¿Qué hago cuando mis hijos ya no escuchan?

En un punto de su crecimiento, tus hijos comenzarán a limitar tu autoridad sobre ellos. Es importante que su educación haya sido bien cimentada durante su niñez, pues de ahora en adelante tomarán cada enseñanza tuya como un atentado contra su libertad. Si no han adquirido una moral firme hasta entonces, lo más probable es que se rebelen contra las creencias familiares, considerándolas muy restrictivas o ilógicas y presionados por las modas a las que están expuestos.

 ¿Qué hacer entonces? Rezar. Dios nunca ignorará la oración de unos padres por sus hijos. Ustedes están llamados a hacer sacrificios por sus niños, a orar por ellos incluso cuando parece no surtir efecto. Deben tener confianza en el amor de Dios y recordar que la labor de los padres nunca termina, ustedes son los llamados a hacerse responsables de sus hijos hasta el final.

 

Fuente: Aleteia

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