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enrique granados Por P. Enrique Granados
Sodalicio de Vida Cristiana
preguntasfe@revistavive.com

 

¿Cómo podría equilibrar lo terrenal con lo espiritual para tener un plan de vida balanceado este año? J.R.

Lo primero que debemos tomar en cuenta, para elaborar un plan de vida equilibrado es que somos una unidad, por lo tanto, no podemos pensar o vivir creyendo que nuestra vida espiritual va por un lado, y la vida laboral o profesional va por otro. Por eso, cuando pensamos en un plan de vida hemos de vernos como una unidad biológica, psicológica y espiritual; esto es reconocer que tenemos
cuerpo, alma y espíritu. Partir de esto es muy importante porque así, comprendiendo nuestra naturaleza, buscaremos un plan de vida que responda a toda la realidad de la persona.

Lo que debemos buscar es una síntesis, que armonice y reconcilie lo que tu llamas terrenal con lo espiritual. Sé que es difícil y podemos decir que es un arte, pero no es imposible. Lo siguiente que sugeriría es un sano realismo. No es pesimismo, ni negativismo, sino realismo. Esto implica saber que no podremos lograr todo a la vez, y debemos ir poco a poco.

En algunas ocasiones nos proponemos tantas cosas a la vez que humanamente será imposible llevarlas a cabo y eso nos puede llevar a la frustración y quizás al desánimo. Por eso, cabe resaltar lo que le decía un torero a su hijo, “Hijo: hoy tengo que torear
tres toros. El hijo le responde: ¿Los tres a la vez? No, le responde el padre, uno a la vez.”

No podremos torear todos los toros a la vez, hay que ir poco a poco. Y para eso cada uno deberá examinarse con valentía, sinceridad, humildad y así poder ir caminando hacia la raíz de aquello que no nos permite crecer.

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En algunas ocasiones nos
proponemos tantas cosas a la vez
que humanamente será imposible
llevarlas a cabo y eso nos puede
llevar a la frustración y quizás al
desánimo.

Se trata de poner los medios proporcionados a nuestras faltas, equivocaciones y pecados. Por ejemplo, si una persona me dice que le va mal en el colegio, el problema de fondo no es ese. Hay que ver ¿por qué le va mal? Quizás la raíz sea la pereza o el capricho. Es necesario ir al origen, atacar poco a poco el problema e ir ganándole terreno a los malos hábitos con la virtud contraria.

Si un joven me dice que está teniendo problemas de emborracharse seguido, la pregunta de fondo es ¿por qué? No se trata solo de decirle que no lo haga, porque eso ya lo sabe, más bien él tiene que descubrir por qué lo hace. Debemos esforzarnos siempre por atacar la raíz del problema y no simplemente la manifestación.

Junto con lo dicho, te diría que hay que pensar en un plan de vida que responda al siguiente criterio: “Exigirme según el máximo de mis capacidades y posibilidades en las circunstancias concretas de cada día”.

Tenemos que ir avanzando y creciendo en la exigencia personal. De dar cada día un poco más y conocer cuáles son nuestras capacidades para ponerlas al servicio de los demás. Eso es lo que nos realizará y responderá a lo que Dios espera de nosotros. Para esto es importante la ayuda espiritual,el acompañamiento y la consejería. Una vez leí que uno no suele ser buen consejero de uno mismo.

Siempre necesitamos alguien que nos ayude a objetivar y a ver si es que estamos queriendo hacer más de lo que podemos o estamos dejando de hacer todo el bien que podemos hacer. Las personas sabias y prudentes nos ayudan a ver lo que quizás no vemos nosotros mismos, tanto lo bueno como lo malo.

En resumen se trata de vivir eso que dice Jesús, “El que permanece en mí, ese da fruto abundante” (Jn 15,5) Permanecer en Dios, ayuda a tener el norte claro, en medio de la actividad. Tú vocación es estar en el mundo, en medio de las actividades propias de este mundo, y en medio de ellas crecer y madurar en tu configuración con Cristo; por lo tanto, “No nos cansemos de obrar el bien; que a su tiempo nos vendrá la cosecha si no desfallecemos” (Gal 6,9)

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