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El Padre Paulino Toral nos recuerda la importancia de vivir el cristianismo en esta Semana Santa en medio del contexto político que vive el país.

Hemos de seguir pidiendo porque en Ecuador brille la Verdad y la Justicia. Pero recordemos algo: toda mentira e injusticia es perpetrada por quienes que carecen de debida formación en sus hogares.

Los hijos realmente cristianos, cuando salen del hogar e intervienen en la vida política, económica, académica, periodística, lo hacen con moralidad.

Recordemos que Jesús no cambia las estructuras (lo político, lo económico, lo cultural), sino propone un cambio a las personas. Nace, vive y muere dentro una nación que aborrecía la dominación romana (63 a de C – 476 de le era cristiana); y rechaza la propuesta de declararse rey. Sabía que el domingo de Ramos la gente le aclamaba como “su candidato”, elegido para protagonizar un golpe al Estado Romano. Dice a sus discípulos: El reino de los Cielos está dentro de vosotros; aunque afirma mi reino no es de este mundo. Sabe bien que los cristianos en su intento de lograr dentro de sí el reino de los Cielos, también aportarán para cambiar las estructuras políticas, económicas y culturales del mundo.

Un ejemplo es el Padre Pío, este nació en 1887 y murió en 1968. A sus 30 años vivió la Primera Guerra Mundial y la instauración del comunismo; donde sirvió en el cuerpo médico italiano. A sus 70 años vivió la Segunda Guerra Mundial cuando la ideología nazi y la fascista de Mussolini avanzaban en Europa; periodo durante el cual fundó la “Casa Alivio del Sufrimiento”, aquí él puso todo el acento en el interior, cambiando a las personas pero dejando intactas la estructuras. Curando a enfermos desde lo espiritual hasta los físico, para que así surja el cambio en las estructuras. Nadie en el siglo XX ha hecho tanto bien a la gente católica, a la no católica y a la atea.

Definitivamente, hoy Cristo no reina en las estructuras socio-políticas o económicas del mundo y de Ecuador. Más bien, es todo lo contrario: a Dios se le expulsa de todas partes.

No digo que no nos preocupemos porque brille en Ecuador la Verdad y la Justicia. Recemos porque esto suceda. Preocupémonos de un cambio definitivo y porque algún día en Ecuador se instaure el reinado de Cristo; sobretodo preocupémonos de formar a los niños y adolescentes para que ellos y ellas –profundamente morales– cambien las estructuras de nuestro Ecuador. Ya que como laicos, por propia vocación, están llamados a cambiar el mundo.

La cristiandad (presencia de Dios en la estructuras) sin el cristianismo (el reinado de Cristo dentro de cada persona) es utópico; es una misión imposible. Hagamos lo que está a nuestro alcance y lo que nos es posible hoy: formar en el hogar a los niños y adolescentes. Así ellos instaurarán la cristiandad o reinado social de Cristo.

Temo que mientras los mayores estamos tan absorbidos durante todo el año por lo de fuera, el Maligno esté infiltrándose en los niños y adolescentes. Un niño cómodo, caprichoso en su hogar, es un excelente candidato para ser egoísta, dominante o tirano en política. Alguien, hablando de la preocupación ecológica decía: “Hoy estamos muy preocupados por dejar a nuestros hijos un mundo mejor; pero ¿quién se preocupa de dejar mejores hijos para nuestro mundo?” Lo dicho ante lo ecológico se lo puede aplicar no solo al medio ambiente; sino a lo político, económico, académico, periodístico, etc.

En medio de la tentación de desesperanza y el desaliento, nos es dada la Gran Esperanza. La preocupación más intensa e interior de esta Semana Santa no debe ser en lo político; sino en lo personal, en vivir la Semana Santa en nuestros hogares. Me apena que hoy, lo mismo que se habla del “feriado de carnaval”, se hable del “feriado de semana santa”.

No lo dudemos: El mejor aporte para lograr establemente un cambio definitivo en Ecuador lo tenemos a nuestro alcance: en nuestros hogares.

Por: P. Paulino Toral

ORACION DEL PADRE PIO PARA HACER EL BIEN

«Jesús nos llama con sus divinas inspiraciones y se nos comunica con su gracia.»

«¿Cuantas veces él nos ha invitado?»

«¿Y con que rapidez le hemos contestado?»

«No dejemos para mañana lo que podemos hacer hoy. Del bien de después están llenos los sepulcros…, y además, ¿quien nos dice que viviremos mañana?. Escuchemos la voz de nuestra conciencia, la voz del profeta rey; Si escucháis hoy la voz del Señor, no cerréis vuestros oídos. Levantémonos y atesoremos, porque sólo el instante que pasa está en nuestras manos. No queramos alargar el tiempo entre un instante y otro, que eso no está en nuestras manos.»

“Comencemos hoy, hermanos a hacer el bien, que hasta ahora no hemos hecho nada”.

 

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