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Como padres de hijos adolescentes debemos estar al tanto de las formas de recreación y la comunicación por el uso de las tecnologías de la información.

El uso de internet como de otras tecnologías es habitual en adolescentes, dado que son herramientas consideradas como primera fuente de información, medio de socialización y comunicación. A su vez, estas ofrecen oportunidades para la creatividad y el aprendizaje activo. Lamentablemente cuando se usa de forma excesiva puede crear conductas compulsivas y adictivas.

Mayer, 2011 afirma: “Que las nuevas generaciones se denominan nativos digitales, ya que desde que nacen y durante su desarrollo están en contacto con aparatos electrónicos”. En algunos casos, debido al estímulo digital recibido, en lugar de ser uno físico que es lo que el niño necesita, causa un retraso en las conexiones de las funciones neurocognitivas.

Una adicción con los mismos efectos de las drogas

Las adicciones a consolas de videojuegos, internet o redes sociales, entre otros, es considerado un Trastorno de conducta en los adolescentes. Esta puede relacionarse a la definición de la dependencia a sustancias psicoactivas o estupefacientes, porque provoca en el individuo consecuencias negativas en el ámbito personal, familiar, social y académico.

No cabe duda de que el uso que las tecnologías ofrece grandes ventajas, pero su uso inadecuado implica diversos riesgos y problemas. En este punto entra en debate las ventajas y las desventajas en el ámbito familiar, de cómo se ha condicionado la relación entre padres e hijos al momento de hablar sobre el tema. Aquí se da un doble discurso sobre su uso, por un lado los padres insisten en su utilidad, pero por otro protestan por la cantidad de tiempo que se le dedica.

¿Qué hacer como padres?

Para prevenir problemas de adicción a las tecnologías en sus hijos, lo primero que deben saber los padres es que no hay una forma específica para prevenir el riesgo ante una adicción. Se debe utilizar la misma receta para formar hijos con conductas asertivas, cuyos ingredientes son: confianza, amor, ejemplo, comunicación, límites, y responsabilidad.

Lo que sí debemos tener en cuenta es que los padres ocupan un papel clave para la prevención de los problemas que traen las tecnologías. Parte del proceso educativo y formativo, facilita a los hijos los conocimientos, destrezas y habilidades que les ayudarán. Para lograrlo les sugiero lo siguiente:

Establecer normas, razonables y claras, que regulen la responsabilidad a cada miembro de la familia y a su vez explicar a los hijos el porqué de las normas fijadas.

Indicar los espacios y los tiempos donde se dará el uso de las tecnologías y dé el ejemplo de no usarlas durante las horas de comida o los espacios que se comparte con la familia.

Supervise discretamente lo que su hijo realiza, pregúntele qué redes sociales utiliza y qué amigos tiene en ellas, como también cuáles son los juegos que él tiene y con quién juega.

Lo más importantes en estas situaciones siempre es dialogar y mantener una comunicación fluida con los hijos. Acostúmbrese a preguntarles por sus actividades diarias e interesarse por sus problemas. Escúchelos y conozca sus opiniones, ayúdelos a razonar, hágale saber sus argumentos frente a diversas problemáticas que pueden traer el uso inadecuado de las tecnologías. Si considera que existe algún problema, no dude en planteárselo directamente, de este modo usted podrá comprobar sus sospechas y buscar la ayuda oportuna.

Señales de que estamos ante un joven con una psicopatía adictiva que requiere de atención profesional:

  • Ideas y pensamientos obsesivos hacia el juego o uso del internet.
  • Conductas compulsivas en sus rutinas diarias.
  • Su diálogo es fuera de contexto y en relación a su obsesión con los videojuegos o internet.
  • Alejamiento o desinterés ante las cosas, personas o lugares que antes eran de su gusto.
  • Irritabilidad e incluso agresividad cuando se le intenta alejar del objeto adictivo.
  • Insomnio, pérdida de apetito, descuido en su apariencia personal, entre otros.

 

Por: Psic. Clin. Jéssica Rodríguez G.

Consulta Externa

Pabellón Infanto – Juvenil Instituto de Neurociencias

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