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Una creciente tendencia de burlarse del cuerpo del otro.

Entre las últimas tendencias de los jóvenes me encuentro con el hábito del “body shaming” que se origina de la inclinación a criticar aquello que está de más o de menos en el cuerpo de la otra persona. De tal manera, frases como “está gorda”, “tiene celulitis”, “envejeció” son comunes para describir a personajes del espectro público, justamente aquellos que mantienen vigente los “cánones de la belleza universal”. Frente a esto, cabe hacernos algunas preguntas:

  • ¿Cuáles son los cánones aún vigentes?
  • ¿Podemos hablar de cánones universales cuando el término raza ha sido clasificado para la descripción de animales?
  • ¿Es justo seguir criticando?
  • ¿Podemos hablar de hábito cuando una conducta le hace daño a quien lo recibe y quién lo practica?

A todas estas preguntas mi respuesta es un llamado al desprejuicio y a la caridad para mirar al otro. Reconozcamos que ningún acto que perjudique puede ser calificado como hábito, podríamos, sí, decirle vicio por ejemplo, al craso error de criticar “constructivamente” el cuerpo del otro.

Avergonzar al otro

Body shaming como lo dice su traducción literal es un ejercicio de “avergonzar al otro por su cuerpo”, como si no fuera suficiente el hecho de estar sano para vivir bien. Es importante pensar que, este tipo de prácticas ejerce presión sobre los jóvenes, no siendo suficientes las exigencias propias de su edad. Además, su uso recrudece el “deber” de ser como los modelos de belleza obsoletos que aún se manejan en algunos espacios.

“Es que tener un cuerpo perfecto es una cuestión de salud”. Sin embargo, la salud no necesariamente se reflejará en la forma del cuerpo. Por supuesto que el sobrepeso no es salud, pero el peso tampoco es un reflejo de un perfecto estado de salud.

Si el argumento es la salud, entonces motivemos a hacerse exámenes periódicos para la prevención de distintas enfermedades. Si el tema es hacerlo por estar “bonita”, entonces ampliemos el espectro de todo lo que la palabra “bonita” podría significar, considerando que el concepto de belleza variará de una cultura a otra.

Si el tema es escondido con “es solo una crítica constructiva” pasarlo por las preguntas: para qué decirlo (generará cambios positivos en la vida de quien los reciba), por qué decirlo (o es solo una necesidad mía de expresar) y cómo decirlo (tratar al otro como quisiera que me traten, respetuosa y sinceramente).

Cómo ayudar 

Si el objetivo es ayudar entonces en vez de criticar, mejor preguntemos por su salud, sugiramos algún examen médico o propongamos alguna rutina de ejercicios. Bajo ninguna circunstancia criticar el cuerpo del otro y violentar el derecho de cada persona de ejercer su voluntad sobre sus hábitos o cómo se ven justifican este actuar.

Recordemos que para los jóvenes este tipo de práctica con facilidad puede volverse común y puede lastimarlos, por lo que debemos estar atentos a cómo se expresan del otro y de sí mismo. Evitemos la vergüenza y promovamos el amor propio, porque esto es algo que sale de la esfera de las figuras públicas y se ha colado al día a día, a los amigos, a los compañeros, a los conocidos o desconocidos. Mantengamos presente que el amor propio, también se aprende mirando.

A ustedes adultos, les pregunto: ¿se aman lo suficiente como para quererse tal y como son? Pregunta para pensar y mirar qué les enseño a mis hijos.

Por Ma. del Carmen Rodrigo
Psicóloga Clínica
mariadelcarmenrodrigoh@gmail.com

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