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La maternidad y paternidad son un nuevo reto que la pareja debe afrontar juntos, con el mismo amor y escucha de siempre.

 

Tengo que reconocer que mientras investigaba y leía sobre este tema (sobre el que, por cierto, hay mucha evidencia científica detrás), mi primera reacción fue de susto, pues estoy esperando a mi primer bebé… ¿Cuánta coincidencia? ¿cierto? Pero, para todas las que están en la dulce espera, igual que yo, agarren su cafecito y tomen asiento, que lo que les tengo son solo buenas noticias y herramientas útiles. Que no cunda el pánico.

 

Ahora, pongámonos en contexto. Primero les digo que esto de la crisis después del primer hijo es muy real, pero, como todo, de cada situación se puede sacar el mejor de los provechos. Esta crisis se da debido al cambio de lo que conocían como real. Y aunque todos sabemos que la llegada de un hijo conlleva cambios, no sabemos de qué índole y en qué cantidad ni forma. La pareja pasa a un segundo plano y cada uno comienza a ingresar a un nuevo rol.

 

 

Las modificaciones en rutinas son la causa principal de la crisis, seguido de los desacuerdos en la crianza (¿y en cuánto se debe o no involucrar la familia del otro?). De ahí en adelante, pueden encontrarse con un sinnúmero de obstáculos y razones por las que discutir, ya que cada pareja es un mundo y la maternidad/paternidad llega en muchos colores y formas distintas.

 

Comunicarse y negociar

Esto es muy importante. Se deberá hacerlo a medida en que las situaciones se vayan presentando. Aunque seguro habrán muchos temas que se han tocado, esos suelen ser casos hipotéticos y, al momento de la verdad, las cosas cambian. Esperar a que se presenten las situaciones, sentarse a hablar de ellas, y llegar a un acuerdo es la mejor herramienta para evitar peleas y malos entendidos.

 

Cuando tu hijo se vaya, ¡tu pareja es quien se queda!

 

Son los pequeños detalles durante esa etapa de tantos cambios, los que van a ayudar a mantener la relación estable y a recordar al otro que, aunque ocupada o cansada, ahí estás.

 

 

Seamos honestos, el reparto de tareas no es 50-50

Sí, el niño es de los dos, pero no siempre al 50-50. Hay aspectos, situaciones y etapas en donde la presencia de uno es más relevante que la del otro. Cuando el bebé es recién nacido, mamás, aquí es donde entramos principalmente nosotras.

 

Pide, pide y pide

A diferencia de lo que suele pensarse, no te “toca” aguantar las situaciones que se presenten. Pide apoyo, pide ayuda, pide consejos, pide tiempo fuera, pide comida y pide un descanso. Al mismo tiempo, tu pareja también puede pedir y recibir lo que le hace falta. No adivinen ni esperen al don de leer mentes, eso solo deteriora más la relación.

 

 

Nada es permanente

Eso que hoy te puede parecer aterrador y agobiante, también va a pasar. No involucres un sobre esfuerzo ni dolores de cabeza en algo que es una etapa, no te desgastes innecesariamente. Permítete disfrutar del proceso, con risas todo es más fácil y verás cómo salen reforzados de esta, e incluso más enamorados.

 

Un hijo conlleva cambios… Permítete disfrutar del proceso.

 

Tips que te servirán:

  • Delimita el tema para evitar saltar de uno a otro.
  • Mente flexible, recuerda que no hay un solo modo correcto de hacer las cosas.
  • Ni gritos, ni insultos. Seguramente ambos están agotados, pero no hay excusas. Si es necesario, tómense unos minutos para relajarse y vuelvan a la conversación.
  • Recuerden que no se discute para ganar, sino para llegar a un punto de encuentro.

 

 

Escrito por: Psic. Cl. María José Barredo S., Master en Cuidados Paliativos y Psicoterapia. Correo electrónico: mjosebarredo@gmail.com

 

 

 

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