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Cuando el espermatozoide se ha unido con el óvulo, ya no hablamos de una vida humana en potencia, sino de un ser humano con todas las potencias: en crecimiento, en una serie de cambios incesantes. Se ha producido la concepción o fecundación.

Entre los 7 y 10 días después de la concepción, el embrión se ha implantado en el útero, y no hay ningún cambio que nos permita llamar humano al embrión después de implantado, y no humano antes de la implantación.

Estamos en el día 14 del desarrollo embrionario y el embrión sigue creciendo.

A los 18 días, el músculo del corazón inicia las contracciones.

Día 19… Comienza el desarrollo de los ojos.

A los 20 días aparece la base completa del sistema nervioso y en el día 24 late rítmicamente el corazón.

A los 28 días se están formando los brazos, las piernas, las orejas y la nariz.

En el día 42 se completa el esqueleto y aparecen los reflejos.

A los 43 días el cerebro da señales de actividad eléctrica.

Se han completado 49 días después de la concepción, y ya tiene la apariencia de un pequeño con orejas, nariz y dedos que muestran huellas dactilares.

A los 56 días funcionan todos los órganos… Cerebro, riñones, corazón, hígado, estómago…Su crecimiento se prolongará hasta los 23 años de edad aproximadamente.

A los 63 días mueve los ojos, la lengua y traga.

A la temprana edad de 9 semanas, se han observado fetos succionándose los dedos de las manos o de los pies.

Desde la semana 16, el feto es sensible a la luz. Una luz fuerte dirigida al vientre materno le altera el ritmo cardíaco, y le hace girar la cabeza para eludirla. Es posible que perciba la diferencia de luminosidad entre el día y la noche.

El ser humano, dentro del útero, tiene preferencias musicales. Fetos de 4 y 5 meses son calmados por la música de Vivaldi y alterados, en cambio, por melodías de Beethoven y el rock.

Hay un caso registrado, de un feto que le rompió una costilla a su madre con sus patadas durante un concierto de rock.

Sigue creciendo sin que se noten cambios extraordinarios. Si la madre asiste  a un concierto a las 25 semanas de embarazo, el hijo saltará en el útero en sincronización con la percusión instrumental.

Ellos escuchan directamente y no a través de la reacción de la madre al sonido.

El feto no es un pasajero inerte dentro de la madre; al contrario, se hace cargo del embarazo. Induce cambios endocrinológicos en ella y determina la duración del embarazo, así como su postura durante este período y durante el parto.

El feto demuestra toda una variación de expresiones faciales. La inyección de un líquido frío, una acción dolorosa, un sabor desagradable del líquido que está tragando provocarán fruncimientos del ceño, muecas, movimientos de labios y en ocasiones… hasta patadas.

Gira, se contorsiona como un malabarista, se desplaza en todas las direcciones, chupa, agarra el cordón umbilical y sólo hacia el final, al aumentar su tamaño, se verá obligado a tomar la típica posición fetal.

Las emociones y actitudes de la madre, influirán notablemente en el éxito y desarrollo del embarazo y del parto.

Si la vida entonces, comienza desde la concepción, aborto será todo procedimiento que trate de eliminar al ser humano desde la misma concepción. Será aborto si la destrucción se efectúa desde el momento de la concepción, a las pocas horas de ser concebido, o si la realizan a la semana, o al mes… o luego.

«Cada uno de nosotros tiene un momento preciso en que comenzamos. Es el momento en que toda la información genética necesaria y suficiente, es recogida dentro de una célula, el óvulo fecundado, y este es el momento de la concepción. Sabemos que esta información está escrita en un tipo de cinta a la que llamamos ADN… La vida está escrita en un lenguaje fantásticamente miniaturizado” (Dr. Jerome Lejeune, Pionero en Genética y Ciencia Pre-natal, Universidad de Paris. Padre de la Genética Moderna. Descubridor de la primera enfermedad cromosómica de la especie humana: La Trisomía del cromosoma 21, o Síndrome de Down).

Por Mario Monteverde Rodríguez
Doctor en Medicina y Cirugía
Profesor de Bioética de la Universidad Católica de Guayaquil

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