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Te has preguntado acaso si el impacto de tu trabajo depende de la actividad que realizas.

Muchos podríamos responder completamente convencidos del valor que tiene nuestro trabajo en la vida de los otros, pero realmente ¿lo hemos pensado?

Recientemente me ha dado por observar a las personas realizar sus trabajos, ¿cuánto sonríe la cajera por ejemplo o cuán cuidadoso es el zapatero cuando cambia la suela del zapato para no lastimar el resto de las partes, el editor de la noticia cuán amable es al seleccionar las imágenes que veremos, el gerente de marketing cuán honesto puede ser para aprobar la campaña en la venta de un producto, cuán coherente es el profesor en exigirse antes de exigirle al estudiante que tiene al frente…

Detrás de cada profesión

Estas son preguntas que me hago cuando veo a los otros realizar sus trabajos, ¿por qué está ahí?, ¿qué lo tiene trabajando en ese lugar? Esto me ha llevado a conversar con ellos, a partir de la sonrisa de la cajera, desearle un buen día o decirle “parece que te gusta tu trabajo” y escuchar un “sí” acompañado de una sonrisa. Me dice que sí, que tal vez su plan de vida no es estar ahí siempre, pero que disfruta de atender a los que tiene al frente o que tal vez su plan si es mantenerse como “cajera” porque le gusta atender, sonreír, ayudar, cobrar, entre otros.

Hablarle al zapatero y agradecerle sonrientemente cuando me entrega su trabajo y ver sus ojos brillar me hace pensar que disfruta lo que hace y que está ahí porque es parte de su realización personal, siendo esta una decisión consciente.

Y tú, ¿haces lo que amas?

Frente a esto pregunto al amable lector: ¿está haciendo en su trabajo un camino de crecimiento, se levanta con ánimo al ir a trabajar, está ahí porque lo decidió? Si una de estas respuestas no coincide entonces, es importante que sepa que está en el camino a la monotonía y que entonces no está impactando positivamente en el otro.

¿Qué hacer? Me encantaría decirle que deje botada la carrera o el trabajo y que se vaya por el mundo a buscar su vocación. Sin embargo, en un mundo en donde el éxito lamentablemente se mide por el tener o por las responsabilidades adquiridas, no me queda más que decirle que comience por preguntarse qué quiere, qué lo hace feliz, qué es lo que soñaba con ser de niño y entonces mientras responde esas preguntas, vaya ordenando el asunto laboral para poder atender el emocional.

Que esto le sirva de guía, así cuando descubra las respuestas a las preguntas pueda irse “ordenadamente” a seguir su sueño… A ponerse usted por encima del “éxito social” y a impactar positivamente en el otro, creando entonces un mundo mejor. Así podrá realmente ser un aporte en la sociedad y que esto le sirva para su yo interior.

Por: Ma. del Carmen Rodrigo
Psicóloga Clínica
mariadelcarmenrodrigoh@gmail.com

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