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Si miles de kilómetros nos separan, ¿podremos experimentar la cercanía de la Navidad?

El video que hoy te presentamos es parte de la campaña publicitaria de Gucci para estas épocas decembrinas 2022. Y es muy bueno para hablar sobre distancia, pues son tantos kilómetros que, por distintas circunstancias de la vida, esta Navidad nos pueden separar de nuestra familia y amistades.

¿Qué distancia nos separa?

Te comparto que desde hace cuatro meses dejé mi casa, ciudad natal, familia y amigos para vivir una experiencia de pre-noviciado con los jesuitas. Ahora que no pasaré navidad en casa, me pongo a reflexionar lo separada (hablando de distancia) que se encuentra mi familia, pues no soy el único que está viviendo en otra ciudad.

Yo estoy en Coahuila, México, pero tengo familia viviendo en otros estados, como Chihuahua, Jalisco, Estado de México e incluso en estados de otro país como Texas y Nuevo México. Horas y horas de viaje nos esperan antes de poder reunirnos. La realidad es que mi familia no es la única que está desparramada, muy probablemente la tuya también. Desparramada por el estado, el país o el mundo.

Hay otro tipo de distancia que de igual forma puede separar a las familias y que incluso es más peligrosa que la distancia física. Es la distancia emocional, fruto de la apatía, el descuido, el odio, el rencor, el desinterés o la indiferencia. Tan cizañosa que a veces hay familias separadas viviendo en la misma ciudad a causa de esta.

 

 

Alimentar la esperanza

Cuando era pequeño, al llegar la Navidad, me llenaba de mucha ilusión saber que en nochebuena estaría toda la familia reunida. Y así era. Con el tiempo algunos miembros dejaron de ir por problemas no resueltos, porque habían fallecido o por otras circunstancias adversas. Lo cierto es que el recuerdo de esas Navidades con toda la familia sería cada vez más valioso.

A pesar de que falten miembros y que sean muchos kilómetros de separación, la tradición continúa y con ella la esperanza de vivir la comunión, el amor y el cariño en familia. Ella es referente e impulso, es diversidad donde existen diferencias y confrontaciones.

Por eso es el ambiente perfecto para practicar la caridad, la paciencia, la tolerancia y tantas virtudes. Esto también lo celebramos: que hay familia, que hay reunión, que podemos disfrutar del regalo de compartir tiempo con personas que queremos tanto. ¿Qué mejor ambiente que uno familiar para festejar el nacimiento de Jesús?

 

CERCANÍA 4

 

Cultivar la cercanía

Aunque estemos distanciados física y emocionalmente, siempre es buen momento para empezar a cultivar la cercanía. Con la esperanza que dan los encuentros familiares te propongo estos cuatro consejos si es que estarás lejos de tu familia en Navidad:

Llámales: Por simple que parezca, una llamada telefónica o una videollamada puede marcar la diferencia. Puede ser puente para abrazar y dar cariño a nuestros seres queridos.

Ambienta: Si no podrás ir a celebrar navidad con tu familia, seguramente donde estés tendrás gente significativa con quien compartir esta fecha. Promover una nochebuena con ambiente familiar de cariño, amor, atención y caridad es una excelente forma de hacer honor a la familia que está distante.

Ora: La oración es importantísima, ladrillo y gasolina de la vida. Ora por tu familia, por quienes están lejos física y emocionalmente. Esto significa ir orientando tu corazón, y poniendo tu grano de arena en la acción, a una vida donde la familia esté unida en la virtud, donde reine Jesús, que es amor.

Acércate: Especialmente con quienes estás distanciado emocionalmente toma acción concreta. Muévete al diálogo sincero, a la escucha y paciencia, al perdón, cariño, acogida o lo que sea necesario para estar un poco más cerca. Pues aunque el distanciamiento sea fuerte, son más fuertes estos actos de amor. Además, la vida es muy corta para gastarla en rencores, envidias y disgustos.

Si vas a viajar para encontrarte con tu familia, te deseo un buen camino. Y, si no, te deseo una linda estancia. Sea cual sea el caso, espero que tengas una Navidad familiar donde Jesús llegue a cenar.

 

 

Escrito por: Joel Calderón, vía Catholic-Link.

 

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