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Familia Martínez Guevara: “Todos los cristianos debemos estar unidos ante la maldad, la cual crece más y más cada día».

“Ya no se puede ocultar, porque el mundo lo ha normalizado, a lo malo se le llama bueno y a lo bueno se lo llama malo, y ante esto es necesario que las familias se mantengan alerta y unidas, caso contrario todos aquellos que buscan el caos ganarán terreno, y las presentes y futuras generaciones son y serán las más afectadas”, son las palabras expresadas por los esposos Nelson Martínez y Gina Guevara de Martínez, las cuales también son respaldadas por sus hijos: María Andrea, Miguel Andrés y Miguel Ángel, quienes conforman una familia católica y que han dedicados sus vidas al servicio pastoral y de la iglesia.

Nelson de 46 años de edad es reconocido a nivel nacional e internacional como un ferviente católico provida y pro familia, pero él no está solo, cuenta con el respaldo de su esposa Gina, a quien conoció cuando en la iglesia, ambos en aquella época tenían 17 y 16 años respectivamente. Hoy van rumbo a los 26 años de casados.

Nelson quien actualmente tiene 46 años de edad, cuenta que es orientador familiar y que tuvo un llamado de Dios a los 16 años. “Hice camino en todo lo que es la pastoral juvenil, fui coordinador de la Pastoral Juvenil de la Arquidiócesis de Guayaquil en el año 1997. También participé en el Sínodo Arquidiocesano, el único que se ha dado hasta la fecha, con Monseñor Juan Ignacio Larrea Holguín (+), representando a los jóvenes en ese momento. Me he constituido como asesor de la Pastoral Juvenil durante ya un tiempo largo, y actualmente junto con mi esposa Gina y mis hijos impulsamos la postura provida y pro familia, de hecho, somos conocidos por el colectivo ciudadano ¡A mis hijos los educo yo!”, indica Martínez.

De su lado Gina dice sentirse agradecida con Dios por darle a Nelson como su compañero de vida, con quien desde la adolescencia han trabajado activamente en la obra del Señor.

“Nuestro sueño como pareja siempre fue la formación de jóvenes, nos conocimos en ese ambiente, donde fuimos formados en ese momento por nuestro padre espiritual que fue el Padre Vicente Agila, guía de vida para muchos jóvenes. Fuimos una de las primeras parejas que optó por el matrimonio. Nuestro objetivo cuando fuimos enamorados y novios era tener una familia misionera, y durante estos 25 años hemos tratado de construirla, y nuestros hijos ¡bendito sea Dios!, siempre han estado (no porque los hayamos obligado… dice entre sonrisas) acompañándonos en la labor que hemos venido realizando, la que no ha sido ajena para ellos, porque siempre han estado involucrados en la formación, de hecho, antes ellos nos ayudaban llevando materiales para los asistentes a reuniones, convivencias, etc., no podían dar charlas, pero ahora ya las dan y de excelente manera”, relata Gina con gran alegría.

 

 

Los Martínez Guevara, un hogar de bendición

A decir de María Andrea, Miguel Andrés y Miguel Ángel formar parte de la familia Martínez Guevara ha sido de gran bendición para ellos.

María Andrea: “Soy la mayor de mis hermanos, tengo 24 años. Estoy cursando mi último año de carrera de Nutrición. He tenido el honor y la bendición de crecer en este bello hogar. La formación que me brindaron mis padres fue esencial en lograr ser quien soy actualmente, de hecho, sirvo a Dios porque mis padres fueron buenos guías y me permitieron conocer más sobre Cristo, con quien he tenido un encuentro personal, lo que me permite tener clara mi meta, el estar en pie de lucha contra todo el mal que nos toca vivir aquí y que está regado en el mundo, porque es una batalla espiritual que la vivimos día a día”.

Miguel Andrés: “Tengo 23 años. Estudio Economía en la Universidad Espíritu Santo. Me siento muy bendecido de haber nacido y crecido en una familia como esta. Actualmente estamos viviendo entre Guayaquil y Zamora, esta última donde tenemos un negocio familiar. Desde chico siempre vi una diferencia en cómo fuimos criados mis hermanos y yo versus cómo habían sido formados mis amigos u otras personas fuera del ambiente familiar, y, es interesante porque otros se sentían obligados a creer en algo, en este caso en Dios o la religión y se sentían oprimidos, pero la forma en la que fuimos educados desde pequeños nos ayudó a razonar y entender que Dios está ahí, por ello nunca fue una imposición de parte de mis padres ir a misa o hacer activismo provida y pro familia propiamente dicho, el que lo venimos realizando desde el año 2017”.

Miguel Ángel: “Al igual que mis hermanos soy parte de esta maravillosa familia. Tengo 21 años. Destaco algo que mis padres nos inculcaron desde chicos y eso fue la libertad, de escoger y de creer, y es por ello que en su momento decidí amar y servir a Dios, al igual que lo hace toda la familia. Quiero también contarles que recuerdo que mis papás nos hacían presentar y contar a mis hermanos y a mí chistes frente a treinta personas o más (en su mayoría adolescentes y jóvenes), los cuales ante nuestros chistes agrios se reían por pena (relata entre sonrisas y bromas).

 

 

Defensa de la vida

Nelson comenta que Gina y él pasaron por una dura prueba, la misma que los marcó y encaminó a decidir con más fervor, fe, decisión y acción defender la vida desde la concepción, y, es que un médico les dijo que su tercer hijo nacería con problemas y era mejor abortarlo.

“Imaginen esto, vamos Gina y yo al médico, este durante la cita le dice a Gina: “señora, no sea irresponsable, sáquese ese hijo, usted no va tener dinero para poder mantenerlo ante lo que él va a salir o cómo vaya a salir”, eso es un ataque terrible ante la persona, es un irrespeto a la vida y, esa fue una semilla que se quedó plasmada en mí, para prepararme mucho más y levantar mi voz de protesta ante este tipo de atropellos que muchas parejas también han tenido o podrían pasar”, dice Nelson.

Gina cuenta también que lo que le dijo el doctor le provocó gran dolor y preocupación, pero destaca que el haber tenido a Nelson animándola y cuidando de ella (todo esposo tiene un gran valor en la familia), le dio la paz y confianza en que todo saldría bien, lo cual se vio reflejado en algo que los doctores que la trataron no pudieron entender.

“Dios nos demostró a nosotros y a los doctores que es Él quien tiene la última palabra en todo, porque es Él quien creó todo y el dueño de la vida, por lo que le doy gracias porque permitió que Miguel Ángel naciera sano y fuerte (aunque sus hermanos bromean diciéndole raro, feo y cosas parecidas), a pesar de los informes negativos y pedidos de aborto por parte de los médicos, y desde entonces siempre lo digo y afirmo, Dios es grande y las familias necesitamos tener una buena relación con él”, expresa Gina.

Un hijo siempre será una bendición y no una carga.

 

 

Valorar cada vida

El quinto mandamiento de Dios dice: No matarás, pero parece que el mundo está gravemente infectado con maldad, la que no permite ver el aborto es homicidio, es pecado.

Por lo dicho Nelson comenta que en el mundo cambian las palabras a lo que es realmente pésimo, por ejemplo, a la matanza se la llama aborto, al divorcio se lo renombra como separación, dulcifican un poco los nombres, pero todo cristiano debe defender la vida, y no dejarse llevar por las modas, tendencias o invenciones de grupos que lo que buscan es la destrucción de la familia.

“Ciertamente la raíz de todo lo malo que pasa y que se sigue agravando en el mundo es el plano espiritual, aquí el demonio quiere ser el “mono de Dios”, decía un santo, es decir que el mono siempre quiere copiar e imitar, pero nunca llegará a ser como Dios Todopoderoso. Y es que el demonio ha creado un universo alterno, así se lo podría describir como título de alguna película de Hollywood, y ese mundo que ha dispuesto necesita de habitantes, y ahí es donde se empieza a considerar un cambio en la semántica y en las estructuras, porque el mensaje del mundo para todos es que no necesitamos a las iglesias, al Estado, tradiciones, ni anda parecido, y con esto en medio del caos el maligno quiere gobernarnos a todos”, explica Nelson.

El fenómeno descrito por Nelson es parte del globalismo, el que es manejado con hilos por grandes organizaciones, las cuales no buscan el beneficio de la sociedad, sino la condenación eterna de la misma, y para ello respaldan todo lo que es el feminismo extremo, la ideología de género, el aborto libre y demás, solo se busca destruir a la familia, no hay que olvidar eso.

Provida debemos ser todos los cristianos.

 

 

¿Qué hacer contra ese Goliat?

Para combatir a esa gran maquinaria que busca destruir a la sociedad, es que nació ¡A mis hijos los educo yo!, de hecho, es curioso cómo nació el nombre y se definió el objetivo de este colectivo ciudadano que tendría por principales impulsadores a Nelson, Gina, sus hijos y a varias organizaciones, asociaciones y colectivos afines al cuidado de la vida y la familia.

“Esto nació de una conversación con Gina tomando café, y es que ya sabíamos que se vendría el ataque contra la familia, a través de la ideología de género desde el ámbito educativo y así, por ende, decidimos hacer algo y no quedarnos callados, de tal forma que ¡A mis hijos los educo yo! Buscó y continúa buscando que los padres entiendan que la formación de los chicos es principalmente en casa y la escuela o colegio son complementos”, dice Nelson, a lo que Gina comenta también que: “tal impacto se tuvo con la iniciativa, que por primera vez en un tema no político se logró llenar la 9 de Octubre, con miles de familias en defensa de la educación de sus hijos y también de la causa provida”.

“Los hijos deben ser formados desde la familia en valores, principios y amor”.

 

 

Mucho por hacer

La familia Martínez Guevara se despide no sin antes recordar a todas las familias, parroquias, movimientos, agrupaciones y asociaciones que hay mucha labor por hacer en lo que respecta a la cauda provida y pro familia, pero esto solo se podrá lograr si todos se unen y trabajan todos unidos y no divididos.

¡La vida se defiende desde la concepción y a los chicos se los educa desde casa!

 

 

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