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El día de hoy, 18 de mayo, en Madrid, se llevará a cabo la beatificación de Guadalupe Ortiz de Landázuri.

Guadalupe es un ejemplo de santidad. En donde vivió, dejó una huella de humanidad, de servicio y sobre todo de alegría. No obstante, la vida de la española nacida en Madrid en el año 1916, fue un recordatorio de cómo tenemos que vivir las exigencias profesionales.

En el año 1933, las mujeres asisten a las urnas por primera vez en España. Ese mismo año, 4 mujeres se matriculan en la facultad de Ciencias Químicas de la Universidad Complutense de Madrid entre centenares de hombres. Una de ellas destacó por su firmeza de carácter, estudio y alegría: Guadalupe Ortiz.

Tres años más tarde se desata la guerra civil española y Guadalupe tiene que suspender su licenciatura Terminada la guerra, obtiene su título universitario y se dedica a la investigación y a la docencia. Empieza a trabajar en dos colegios en Madrid: Liceo Francés y Las Irlandesas.

Más cerca de Dios

Un día en misa, se da cuenta que necesita estar mas cerca de Dios. Guadalupe le pide ayuda a un amigo de la familia, y este le presenta a un sacerdote llamado Josemaría Escrivá de Balaguer, fundador del Opus Dei. El sacerdote le explica que Dios nos espera a cada uno de nosotros en medio de la calle, en la vida cotidiana, en nuestros trabajos profesionales ya sea como arquitecto, periodista, doctor, abogado, deportista y por supuesto, químico. Años más tardes, Guadalupe pide la admisión al Opus Dei.

En 1947, Guadalupe queda a cargo del inicio de una residencia universitaria en Madrid llamada Zurbarán. Esta residencia responde a la idea que San Josemaría tiene de la mujer: parte esencial de la vida cotidiana y de la vida profesional. Es una residencia en un momento en que a penas habían residencias universitarias en Madrid y mucho menos para la mujer. En un contexto en donde la mujer tiene muy poca presencia en la universidad. Es sin duda alguna un proyecto inédito, audaz y muy ambicioso.

México

Otro gran proyecto se ve envuelto en la vida de Guadalupe. En el año 1950 viaja a México para empezar la labor del Opus Dei. Inicia la labor con una residencia universitaria, la cual admite a personas de todos los estados que llegan a estudiar a Ciudad de México. Dentro de este intercambio cultural, Guadalupe demuestra, con su ejemplo, la dimensión humana y cristiana propia del Opus Dei.

Ahora bien, es difícil poder imaginar con certeza lo que significa, para una mujer «normal», trasladarse a México en los años 50. Hoy en día damos cosas por sentada, pero Guadalupe mostró, con su entrega y su carácter, mucha valentía y servicio a los demás.

Más adelante, su sentido de inclusion e igualdad la llevó a preocuparse por el México indígena y rural desatendido, en el cual los chicos van a la escuela pero las chicas no. Guadalupe acude a esas necesidades viajando y conociendo a esas familias. Hasta que años más tardes, se lanza a crear una escuela de capacitación para las campesinas en la localidad de Montefalco en una hacienda en ruinas.

El objetivo de esta escuela es facilitar la formación reglada. Es decir, una formación que otorgue títulos a sus estudiantes, que los capaciten profesionalmente para el ejercicio de distintos trabajo.

Finalización de sus estudios

En el año 1956 viaja a Roma para trabajar conjuntamente con el prelado del Opus Dei. Pero al año siguiente le descubren una insuficiencia cardiaca, razón por la cual es operada y regresa a Madrid.

En Madrid, Guadalupe continuó con sus estudios. En el 1964 obtiene la cátedra en la escuela de maestría industrial. Un año más tarde, defiende la tesis doctoral con la máxima calificación y en 1968 participa en la planificación y puesta en marcha del centro de estudios e investigación de ciencias domésticas.

En 1975 sufre una recaída, y es trasladada a la clínica de Navarra donde se somete a una larga operación, su situación se agrava al poco tiempo después y fallece el 16 de julio de 1975.

Su vocación

Lo que llamó la atención de Guadalupe, entre muchas cosas, es el ritmo de vida que tenía. Supo compatibilizar su carrera profesional con las distintas tareas que San Josemaría, fundador del Opus Dei, le fue encargando, tanto en España como en México y Roma. Guadalupe desempeñó estas tareas con empeño y profesionalidad.

Se veía con sus hermanos y madre, con sus amigo pero aún así, nunca dejó de lado su inquietud científica y profesional, a la vez que unió todo con su proyecto vocacional que le llevó a poner a Cristo en la cumbre de sus actividades humanas. Manifestando su secularidad en la manera de entender la profesión pero al mismo tiempo en la manera de desprenderse de la profesión

A través de su labor profesional, ayudó a muchas personas a acercarse a Dios con alegría, servicio y disponibilidad.

Será la tercera persona del Opus Dei en ser beatificada, después del fundador, san Josemaría, y de su sucesor, el beato Álvaro. Es la primera mujer y la primera persona laica de esta institución en llegar a los altares.

Recordemos:

Una beatificación es una declaración oficial, por parte del Papa, de la ejemplaridad cristiana de la vida de una persona. A partir de que alguien es declarado beato/a, la Iglesia autoriza su culto en una porción del pueblo de Dios (por ejemplo, en su diócesis, en la institución a la que pertenecía, etc.), como muestra de universalidad en la diversidad. En el año 2018, la Iglesia celebró 20 beatificaciones en todo el mundo.

Por Redacción Vive

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