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La comunicación de las emociones en la familia es fundamental, porque de ella depende el entendimiento, respeto y convivencia de todos.

Cuando me indicaron escribir sobre temas acerca de la familia, por mi mente pasaron mil ideas, por casualidad al revisar las redes sociales me encontré con una publicación en cuyo contenido se originó mi propuesta para la redacción: “Que los hombres lloren, que se quiten la coraza, que no lloren a escondidas, que no lloren avergonzados, que lloren frente a sus compañeras, frente a sus hijos e hijas, a sus padres y madres, frente al mundo”.

Al leer estas líneas, recordé lo que suele suceder dentro de la consulta, con pacientes que
expresan sentirse “mal”, “raros” “incómodos”, sin poder ponerle un nombre a este malestar generado por situaciones externas o internas, la necesidad de entender lo que están sintiendo, el identificar su tristeza, su coraje o su angustia suele ser un proceso que
toma tiempo descubrir.

Lo cierto es que en algún momento hemos podido escuchar frases como: “los niños no
lloran”, aun hoy en día utilizadas de forma normalizada e inocente, pensando en formar
hombres fuertes e irrompibles, capaces de controlar el dolor sin emitir o expresar
sentimientos que generen vulnerabilidad; situación que resalta la importancia de poder
educar dentro de la familia la gestión de las emociones sin distinción de género.

 

 

¿Cómo gestionar las emociones?

Para que dentro de la familia podamos gestionar las emociones, sugiero realizarnos las siguientes preguntas:

1. ¿Dentro del hogar nos permitimos hablar de lo que sentimos sin distinción de
genero?

2. ¿Existe un ambiente seguro para expresar como nos sentimos?

3. ¿Escuchamos con atención sin criticas o juzgamientos?

Crear espacios seguros como familia, donde la comunicación emocional fluya, nos permite enseñar que el sentir forma parte de la naturaleza humana, facilita la conexión con los miembros de la familia al sentirse validados/sostenidos y evita poder generar sentimientos de soledad, desamparo o vergüenza.

Los miembros de la familia al conectar y reconocer lo que cada uno puede estar sintiendo
en diferentes momentos, percibirá el mensaje de que su comportamiento sí es bien
recibido y puede expresarlo ante cualquiera sin incomodidad; se pueden emplear frases
alentadoras como:

“Comprendo tu dolor”

“Llorar y soltar te hace bien, permite la liberación de las tensiones y ayuda a sentirte mejor”

«Siempre estaré para ti cuando quieras comunicar algo”

“Está bien lo que estás sintiendo en este momento”

“Que difícil deber ser esta situación para ti”

“Creo que me sentiría igual en esa situación”

 

 

Tengamos presente

Evitar que cualquier miembro de la familia sienta dolor o miedo, es el deseo más grande
que podemos tener, sin embargo, esas emociones y sensaciones son parte de la vida;
impedir el sufrimiento creará más sufrimiento y, puede ser que, resentimiento cuando
sean adultos o el no poder desarrollar la empatía en sus relaciones interpersonales.

Es importante recordar que como padres están haciendo lo mejor que se puede con las
herramientas emocionales que se tienen dentro de las diversas situaciones que se pueden presentar en la familia, el poder decidir, si quisieras que tus hijos se sientan emocionalmente empoderados para poder expresarse libremente siempre, que puedan decir lo que sienten, quieren y necesitan con total fluidez es un trabajo en conjunto.

 

 

Escrito por: Psi. Paulina Gaibor Espinosa. Celular: 0991183942.

 

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