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Martha y Luis se casaron hace 25 años, son peruanos pero está historia de amor se trasladó a São Paulo, Brasil donde han criado 3 hijos.

Martha Palma Melena, 52 años, arquitecta y actualmente escritora…

Luis Alberto Cornelio, 54 años, médico cardiólogo…

Martha es arquitecta y escritora, Luis es médico cardiólogo y su historia es un testimonio de vida matrimonial dedicada a la familia y Dios.

Se conocieron siendo parte del Movimiento de Vida Cristiana. Para Luis Martha fue su primera enamorada, algo que ella valora mucho, y empezó un proceso de conocimiento y enamoramiento que nos lo cuentan ellos.

 

 

¿Cómo fue el encuentro inicial?

Él se presentó y nos fuimos conociendo, me fui encantando con lo que él era, obviamente era guapo, pero su interior fue lo que me conquistó más, porque había mucha comunión entre nosotros, responde Martha. No nos enamoramos desde el inicio, sino que fue después de un año, y solo después de ese año en que fui confirmando que él era el hombre para mí, claro siempre teniendo en el horizonte que nuestro objetivo era casarnos, nunca solo para pasar el rato, finaliza.

Mientras que para Luis fue muy intuitivo… la primera vez que la vi, sin saber quién era, me dije: «me voy a casar con ella». Después empecé a buscarla, empezamos a conocernos, y demoró el proceso antes de ser enamorados, primero fuimos amigos, nos fuimos encontrando y conociendo en diferentes encuentros de la iglesia.

¿Cómo conquistaste a Martha?

Con 23 años de edad al querer conocer a Martha mi visión siempre fue el horizonte del matrimonio. Entonces entendí que para lograr a ese objetivo lo necesario era conocernos y eso fue lo que hice, empecé a mostrarme, hacerle notar que yo era de una forma, hago esto, a mí me gustan estas cosas. Lo dicho es interesante porque recuerdo que en es época era muy tímido, y me costaba mucho hablar, expresarme o abrir mi corazón a Martha, pero entendí que era la forma para que esto dure… porque si uno no da todas las respuestas, hay cosas que pueden quedar pendientes, las cuales pueden crear problemas a futuro.

Acordamos que: queríamos tener un matrimonio católico, vivir una vida cristiana y para ello durante un año nos empezamos a preparar con un sacerdote, con lo cual nos preparamos para conocernos mucho más y así dar ese paso que era matrimonio definitivo.

¿Quién les dio las bases estructurales para su matrimonio?

Nosotros venimos de familias bien estructuradas, de padres que se amaban mucho, y aunque mis papás no eran perfectos, sin embargo siempre vi a mi mamá y a mi papá románticos y que se apoyaban mútuamente, por lo que entendíamos que el amor existía y que el matrimonio era para toda la vida dentro de la iglesia como un sacramento, explica Martha.

Yo hago un artículo en el que hablo de que el amor humano es limitado, pero que cuando entra Dios en esa realidad la eleva y la hace infinita.

Dios siempre nos fue mostrando señales, las cuales fueron muy intuitivas, de hecho nosotros nunca terminamos nuestra relación, sino que mas bien cuando habían peleitas o problemas lo conversábamos porque sabíamos que se iba a arreglar. Entonces ese fue el entendimiento que vino dentro de la iglesia.

 

 

¿Por qué es importante hacer todo el proceso de conocerse, enamorarse, empezar el noviazgo y después casarse?

Luis:

Creo que es valioso ir viviendo cada etapa en la que vas profundizando en el otro, es decir no debes quedarte solo en lo superficial o por obligación o en el qué dirán, sino que empiezas a ir en lo profundo del otro, es una práctica, y al mismo tiempo es importante que empieces a profundizar en ti mismo y termines mostrando lo que vas descubriendo.

A veces en la relación tú vas descubriendo cosas que no las conocías, como si estuvieras encontrando con otra persona. Es interesante porque cuando dije que nos íbamos a casar, siempre decía: «conozco lo suficiente a Martha como para amarla toda mi vida»… obviamente no conocía todo de ella, iba a conocer más, pero lo que yo ya conseguí ver fue lo que hizo decidirme en que iba a ser ella y que sería para toda la vida, y eso creo que es un elemento super importante.

Martha:

Quiero agregar una cosa que a mí me parece bonita, el tema de la complementariedad y de la confianza, porque para mí fue algo que pesó mucho en la decisión de forma positiva.

Fui criada con la desconfianza de que el hombre nunca era lo suficientemente honesto para con una mujer, y que un siempre debía guardar parte de si para que no se aprovechen de nuestros sentimientos.

Sin embargo, cuando conocí a «Lucho» me sentí tan contenta de poder confiar en él, de hecho no tenía ningún reparo en decirle que lo amaba, que me gustaba, que lo quería y de mostrarme, entonces esa confianza en él y de que él iba a cuidar de mi amor eso me encantó bastante.

 

 

¿Cómo han sido estos 25 años de casados?

Martha:

Yo solo le doy gracias a Dios de verdad. Nosotros nos casamos con nuestras familias muy presentes, preocupados, que no nos falte nada, sobreprotegidos diría yo.

De ahí nos fuimos a Brasil solo los dos y pobres porque él era estudiante y yo no podía trabajar entonces nuestra realidad fue comenzar de cero, con un hijo chiquito porque ya estábamos casados… esa distancia física de los padres y esa carencia económica nos unió muchísimo… él llegaba rápido del hospital para ver que yo esté bien y que no nos falte nada ni a nuestro primer hijo ni a mí.

Con el presupuesto mínimo que teníamos, lo estiraba como un chicle para que nos rinda. Nunca le reclamaba por dinero, porque pobrecito hasta el último centavo me lo daba, entonces me propuse que este sea un lugar de armonía, que la casa esté bonita, para que él se sienta contento de llegar. Entonces cuando Luis llegaba yo descargaba todo lo que me había pasado y él pacientemente me escuchaba.

Pasado tres años decidimos quedarnos en Brasil, pasamos por un periodo de fragilidad y empecé a sufrir de cuadros de ansiedad, lo que me ayudó a darme cuenta que era limitada e imperfecta, pero Luis siempre estuvo ahí apoyándome, como también estuvieron presentes los amigos de la iglesia y del movimiento, quienes fueron como una familia para nosotros.

¿Por qué son importantes los hijos dentro del matrimonio?

Tienen tres hijos que los describen como totalmente distintos el uno del otro: El mayor tiene 24 nació exactamente el día de nuestro primer año de aniversario de casados (6 de febrero). Él se va a graduar de médico el próximo año. Sigue los pasos del papá, es un
chico práctico con una fe que va madurando a diario.

Nuestro segundo hijo tiene 21 años que este año se graduó de físico, es apasionado por las ciencias pero su fe le hace entender que Dios está en medio de dichas ciencias.

Nuestro tercer hijo tiene 18 años, que es el artista, que una vez terminado el colegio estudiará cine.

«Estos mundos interiores tan grandes a nosotros nos cautivan y enriquecen», comenta Martha.

Luis:

En el matrimonio nos dedicamos el uno al otro pero con la llegada de los hijos entendemos que son un regalo de Dios, y que ellos terminan acrecentando una serie de beneficios para la relación de los papás.

Te enseña a amar al hijo, a amar más y mejor a una persona diferente, con otras
características.

Creo que la maternidad y la paternidad nos enseña cómo vivirla día a día, desde el punto de vista de la fe, la parte física, te dejas amar con detalles y te dejas amar por una persona que apareció en tu vida dentro de una familia.

Martha:

Teniendo el ejemplo de la Santísima Trinidad, debemos entender que todo amor da vida, entonces el amor que tú tienes lo ves reflejado en tus hijos.

Esa vida que es fruto de la inspiración del amor de Dios en el matrimonio, nos hace entender el valor de los hijos en las familias.

Nosotros siempre hemos sido abiertos a la vida, tan solo fueron tres (sonrisas), Dios conoce que nuestros corazones son grandes, pero Él decidió darnos tres hijos varones y le agradecemos por eso.

 

 

Libros y blog

https://marthapalmamelena.blogspot.com/

En São Paulo me dediqué de lleno a la crianza y enseñanza de nuestros hijos, porque no teníamos ningún familiar que nos ayude.

Cuando los chicos empezaron a crecer, a coger el ómnibus, se iban a sus reuniones, etc., me puse a rezar a un santo (Don Álvaro del Portillo) al cual le tengo una devoción muy particular, entonces le dije creo que ya tengo tiempo para salir de casa y trabajar, quizás en algo que tenga que ver con mi profesión que es la arquitectura… entonces de repente me llegó información sobre que habría un concurso sobre cuentos de navidad, por lo que empecé a escribir.

Cuando me puse a escribir las ideas me desbordaron de una forma impresionante, y de repente ese cuento se volvió en otro y en otro y luego en ese libro que tienes en las manos.

Entonces esos libros son siempre contados en primera persona, como también son los artículos que escribo, llenos de sensibilidad, porque obviamente los personajes están inspirados en mis hijos, en sus características de personalidad, mezclo realidad con fantasía, etc.

Entonces entendíamos que los cuentos eran algo bonito como una editorial, mi esposo se sumó al proyecto como el benefactor (risas), entonces él era quien pagaba la diagramación, la edición y las impresiones del libro, proyecto que fue a más y más siempre teniendo a la contemplación como un modo de vida.

En uno de los cuentos hablo sobre la vida de un adolescente que tiene mil preguntas por responder, de su relación con sus hermano y de cómo su fe va en aumento.

En otro de mis cuentos hablo de mi hijo mayor, a quien le toca vivir la dura realidad de la agresiva ideología de género, y de su búsqueda de la verdad desde un punto de vista muy práctico.

Y el tercer cuenta tiene por base a nuestro hijo menor con sus anécdotas y forma de vivir la vida, donde su meta es ser artista.

Mis cuentos y libros en su mayoría están basados en la experiencia de vida de mi familia. Otro de mis libros se lo dediqué a las mujeres, quienes deben reconocer cuán valiosas son, de cómo su esfuerzo es realmente valioso y de la relación que vive con la persona que tiene a su lado.

«Cuando siento que ya no tengo nada de qué hablar, es cuando la familia apoya mucho más y algo sale», dice Martha.

A futuro Martha espera que su hijo menor se forme de cineasta, y así pueda ayudarla con los videos que le gustaría compartir en las distintas redes sociales dirigidos a esposos y familias en general, es un reto generacional que desea vencer.

 

 

Escrito por: Arcadio Arosemena Robles.

 

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