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Nuestros diálogos internos nos ayudan y ayudarán a vivir una vida más cercana a la paz, a la alegría y sobre todo a querernos y cuidarnos más.

Nuestros diálogos internos son las voces que hemos ido incorporando a lo largo de nuestra historia, la voz de culpa que podemos sentir en determinadas situaciones o el abuso que podemos hacer de nosotros mismos en otras, está en relación con lo que veíamos que hacían nuestros cuidadores en la infancia o con las expresiones que podían usar, tal vez hacia otros, pero que nos impactaban igual.

Así vamos creciendo con esas voces (diálogos internos) que se vuelven nuestros más íntimos pensamientos y que, en algunas ocasiones, tienen eco en la gente con la que escogemos rodearnos. Ej: “es como oír a mi madre o padre”.

Los seres humanos somos seres sociales, necesitamos del otro para estructurar nuestra realidad, repetimos los ciclos que conocemos porque es lo que “vibramos o atraemos”, desde esa perspectiva pretendo en este espacio escrito darnos la posibilidad de revisar algunas de las voces o pensamientos que podemos tener y, al descubrirlas, mirar la relación amorosa que podemos establecer con nosotros.

 

DIÁLOGOS INTERNOS 1

 

Creencias no favorables 

En esta primera parte tocaré 4 de las posibles creencias no favorables que podemos tener:

Adultos que priorizaban el trabajo

Si estuvimos expuestos a adultos que por encima del descanso priorizaban el trabajo o corrían constantemente por otras actividades, lo más probable es que nos cueste mucho parar de la rutina o que creamos que realmente el único tiempo para el descanso son los fines de semana, los feriados o las vacaciones, bueno amigo lector, debo decirle que no es así, los seres humanos necesitamos descanso reparador, el mismo que puede estar en medio del día o en las famosas 8 horas de sueño que casi nadie tiene.

También en el café con un ser querido que podemos tomar, con todas las precauciones, luego del trabajo o antes del mismo.

Adultos que criticaban o se quejaban mucho

SI tuvimos cerca adultos para los cuales su forma de hablar era la crítica o la queja, es muy probable que nada sea suficiente para nosotros, por tal razón estamos constantemente exigiéndonos más o “buscando la quinta pata al gato o el tornillo que no encaja”, así perpetuamos la infelicidad en medio de cualquier vida feliz que podríamos tener.

Adultos austeros

También hay cuidadores del tipo austero, para qué comprar o gastar, todo gira alrededor del ahorro extremo o el egoísmo “no cuentes tus éxitos, eso que estás buscado no es necesario, para qué más ropa, tienes gustos caros o todo lo que te gusta es innecesario” Así vivimos con una sensación de que todo es caro o que no sabemos manejar bien las finanzas.

Cuidadores que infunden miedos

Otra opción de frase de cuidador puede ser ese para el que el mundo es un lugar inseguro y solo debemos cuidarnos de todos los demás, para estos cuidadores los amigos no son necesarios y las emociones tampoco, el valor más alto es el mostrarse invencible o incólume frente a los hechos que a los otros pueden alterar, también puede estar en este grupo aquel que considera “Todos hacen leña del árbol caído o si no quiere jugar contigo, búscate otro para jugar”.

Si usted considera que en algún momento hace eco de estas ideas o atraviesa alguna de estas situaciones, lo invito a leer la segunda parte en el próximo ejemplar, ahí propondré ambiciosamente posibles opciones a cómo lidiar con las voces con las que crecimos y los actos a las que ellas nos orillan.

 

DIÁLOGOS INTERNOS 2

 

Escrito por: María del Carmen Rodrigo, sicóloga clínica.

 

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