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En estos tiempos de crisis quizás no podamos salir o viajar a visitar a quienes más queremos… pero sí podemos rezar por nuestros amigos.

“Un amigo fiel no tiene precio, no hay manera de estimar su valor” (Sir 6,14).

Los amigos de verdad tienen la capacidad de comprenderte desde la distancia, sin palabras, gracias a un simple gesto o una fugaz mirada. Se preocupan por ti y te respaldan. No son indiferentes a tus emociones, problemas, éxitos, victorias y fracasos.

Son ellos los que siempre te echarán una mano en caso de preocupación y estarán a tu lado para enjugar tus lágrimas. Con ellos, siempre puedes reír y hablar de todo… ser tú mismo.

 

 

Rezar por nuestros amigos

Y la mejor manera de cuidar de esas personas es rezar por ellas. En este 30 de julio, Día Internacional de la Amistad, recita esta hermosa oración por tus amigos:

Señor, Te doy gracias
por todos los amigos que me rodean.
Gracias por ponerlos en mi camino.

Haz que mis amistades crezcan
en la verdad y la transparencia bajo tu mirada.
Que los caminos de mis amigos y el mío
me enriquezcan y me ayuden
a progresar en mi vida de todos los días.

Enséñame a servir mutuamente,
a dar sin llevar la cuenta y a tener tiempo para ellos.
Ayúdame a no esperar del otro
que haga lo que yo debo hacer por él.

Guárdame de toda envidia.
Enséñame a ser misericordioso
y justo con los demás.
Concédeme el permanecer fiel
a pesar de los distanciamientos que ocasiona la vida.

Señor, te doy gracias
por esos momentos compartidos, por esa ayuda recíproca.
Gracias, Señor, por esta alegría
que me procuras en cada encuentro.

Ayúdame a saber encenderte en el corazón
de mis amistades familiares y a volverme hacia Ti.
Dame bastante sencillez y humildad
como para pedir a mis amigos que recen por mí,
y para yo prometerles rezar siempre por ellos.

¡Amén!

 

 

Fuente: Oración extraída y traducida del francés del libro 100 prières en famille [100 oraciones en familia] del padre Ludovic Lécuru, monje benedictino, vicario de Larchmont, cerca de Nueva York (EE.UU.), tras haber sido hospitalario en la abadía de Saint-Wandrille, junto a Ruan (Francia) y luego vicario de la parroquia de Sanary-sur-Mer (Francia).

 

Escrito por: Anna Ashkova, vía Aleteia.

 

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