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Por Leira Araújo
Estudiante de literatura

Las nuevas tendencias en redes sociales pueden afectar la imagen que las adolescentes tienen de sí mismas.

 

“La sola idea de engordar me produce pánico”, dice Estefanía –nombre ficticio-, mientras mastica una manzana verde y juega con pedazos de su cáscara. “Tal vez sea porque de pequeña era gordita; pero, ahora las cosas son diferentes y me siento orgullosa de haberme dado cuenta a tiempo”, agrega.

Su delgadez, no solo es perceptible por su estrecha cintura o sus pómulos sobresalientes, sino por la notoriedad de los huesos de su clavícula y su piel traslúcida; que, acepta es consecuencia de “una anemia leve, tal vez”.

Estefanía es una joven de 19 años, estudiante de diseño industrial que sueña con viajar alrededor del mundo. No considera que posee algún tipo de trastorno alimenticio pero a su vez, no tiene reparos en contar que hay comidas que evita y que cuenta las calorías de todo lo que llega a sus manos, sumado a la importancia que le da a la inspiración que dice recibir a través de las redes sociales en cuentas de thinspo o thinspiration (inspiración para estar delgada) por medio de hashtags e imágenes que suben cientos de jóvenes con esta obsesión. Por ello, intercambia tuits y mensajes con personas que tienen esta misma perspectiva acerca de la belleza o lo fitness.

Bikini bridge y thigh gap

A través del internet, un usuario anónimo de 4chan -un portal cibernético masivo y sin filtros-, pidió que lo ayuden a colocar como tendencia el concepto bikini bridge, es decir, el puente que se forma cuando el traje de baño se sostiene entre los huesos pronunciados de la cadera, al recostarse.

Con el pretexto de este aparente “juego” mediático cientos de imágenes fueron subidas a Instagram, Tumblr y Twitter. El puente del bikini solo se forma con un abdomen inferior poco prominente. Esta tendencia desplaza al thigh gap, que es la separación de los muslos cuando las piernas se juntan, productode una delgadez extrema. Acorde al Daily Mail, más de 700,000 personas siguen cuentas relacionadas a la delgadez como referente de belleza.

Estefanía es una joven delgada, pero reconoce que su cuerpo ha tenido que luchar para verse tal y como ella anhelaba. Generalmente, cuando la pérdida de peso denota un desbalance físico, es porque “estas personas están llevando el cuerpo al límite con dietas muy restrictivas, olvidando que el conteo de calorías es diferente para cada persona, ya que no todos tenemos la misma estructura ósea ni el mismo porcentaje de grasa corporal”, afirma la nutricionista Priscila Morán.

Insiste en que este pronunciamiento de los huesos de la cadera responde a una estructura anatómica que no todas las personas tienen y obliga a muchas mujeres a “forzar 10 veces más la pérdida de peso, acarreando desnutrición, pérdida de tono muscular,
deficiencia de proteínas en la adolescencia e incluso amenorrea o pérdida de la menstruación”.

Estas tendencias están ligadas a trastornos alimenticios como la anorexia y la bulimia. En la búsqueda del peso ideal, las chicas se obsesionan con la ingesta de alimentos y la balanza, olvidando que
esta refleja el todo. “Lo importante es conocer el nivel
de grasa corporal para entender nuestra fisionomía”, asegura la doctora.

Aceptarse a uno mismo
Afín a esta opinión, la psicóloga Alexandra Galarza insiste en que la ideas de una figura esbelta o un cuerpo musculoso se asocia a lo saludable, lo negativo radicaría en llegar a extremos para poder
convertirse en estos “ideales” estéticos, porque “hay un momento en que las personas no distinguen la fantasía de la realidad y esto los conduce a no estar conformes con el cuerpo que tienen y vivir restringiéndose alimentos o realizando ejercicio de manera
excesiva”, afirma.

Además, considera que la aceptación de la fisionomía durante la adolescencia es fundamental como parte del desarrollo del autoestima, pues en esta etapa la vulnerabilidad crece ya que llegan las comparaciones y si no logran algo asumen que es
por el peso, la estatura, etc.

También sostiene que cada vez es más difícil aceptar la realidad y madurar debido a lo ligados que están los adolescentes con la imagen y lo virtual, sin detenerse a pensar en lo que realmente son y lo que quieren llegar a ser. “Es importante que reconozcan sus capacidades, encuentren un punto de equilibrio, y aprovechen las características que los hacen únicos. No hay que perder nuestra esencia, lo que nos hace diferentes”, enfatiza.

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