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Somos los padres los indicados para guiarlos y explicarles lo que implica el consumo de alcohol.

Se acercan las graduaciones de colegio y las fiestas de grado son un tema importante. Los jóvenes asisten a la fiesta y consumen alcohol de una forma descontrolada, sin saber de qué forma puede actuar en ellos. El principal síntoma del abuso del alcohol es la desinhibición. Un individuo desinhibido puede hacer lo que sea, léase bien, lo que sea. Es más peligroso aún cuando lo mezclan simultáneamente con drogas, entre ellas la marihuana.

Para evaluar el daño que ocasiona el alcohol en la persona, voy a usar como referencia dos escalas internacionales que han sido calificadas sobre 3 como su máximo índice. La primera es el componente de daño a la salud. Con respecto a ésta, el alcohol tiene un índice de 2.1, ocasionando deterioro en la parte hepática, gástrica y cerebral de la persona. El daño social que contiene es de 2.4, con una tasa de mortalidad de 2.5 millones de personas cada año. Asimismo, el alcohol tiene un potencial de adicción del 81.85%, superado en esta escala, únicamente, por el cigarillo.

A largo plazo, el consumo indebido de estas bebidas altera las funciones motrices y las neuro transmisoras de la persona. Esto significa que, en la mayoría de los casos, hay un daño en la coordinación de los movimientos; y si a esto añadimos que los jóvenes conducen vehículos en estado de embriaguez, es realmente preocupante, pues podrían desencadenar algún accidente mortal.

Entonces la pregunta es: a pesar de estos indicadores, ¿por qué los jóvenes continúan eligiendo como diversión estas bebidas?, ¿cómo sabemos la capacidad de manejo que ellos poseen sobre una sustancia que altera su mente y su estado de ánimo? Creo que todos somos concientes de que el exceso de alcohol hace perder la memoria de lo que sucedió en aquella reunión o fiesta, provocando al día siguiente comentarios como: “Oye loco, se te borró el cassette?, “fulano, hiciste aquello” y el joven solo contesta “¿por qué no me detuviste?”.

Solo quiero resaltar que el alcohol debe ser una bebida manejada con mucha responsabilidad. Si nosotros adultos sabemos todos los daños que esto ocasiona ¿por qué en algunas ocasiones somos los primeros que, sabiendo el mal que puede producir, se lo damos a nuestros hijos?

Al terminar el colegio, ellos piensan que entran a tomar sus decisiones por sí solos, pero no tienen idea de la magnitud y el mal que pueden ocasionarse, si no hay un control de por medio. Somos nosotros, sus padres, los indicados en hacerlos descubrir lo que implica el consumo. Controlemos y estemos atentos a estas ocasiones donde veamos que existe alcohol y pueden darse excesos. 

 

Términos utilizados

Preli: es el consumo anterior a una fiesta para llegar “happy” (alegre).

Chupinazo: es el término para explicar que van a bañarse en la piscina, pero incluye bebida.

El corto de trago: que no es otra cosa que una onza aproximada de trago fuerte, tomado de un solo sorbo y repetido algunas ocasiones para producir la fase eufórica.

 

 

Antonio Rimassa Chiriboga Por Antonio Rimassa Chiriboga
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Tapad-Criad

 

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