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En la actualidad, se ha vuelto muy popular el fenómeno de las series basadas en la vida de los narcotraficantes más importantes del mundo. Ver como «héroes» a sus protagonistas podría tener una influencia negativa en los espectadores, especialmente en los más jóvenes.

Plataformas como Netflix cuentan con títulos como Narcos, México, El Chapo, Capos de la droga, La reina del sur, El Chema, entre otros, donde los personajes principales están asociados con el narcotráfico. Por el tratamiento dado a la ficción, adquieren una imagen de «héroes». Tanto en México como en Colombia, estas series han obtenido gran audiencia, países populares por albergar a los cárteles más reconocidos del narcotráfico.

La campaña inició en Sudamérica 

Frente a este panorama, en Colombia se inició una campaña que busca borrar la imagen de héroes que tienen estos personajes, al revelar las historias de miles de víctimas que han sido afectadas por el narcotráfico.

En entrevista para el periódico El Sol de México, Manuel Villa Mejía, secretario privado de la alcaldía de Medellín ha indicado que tanto el gobierno de México como el de Colombia deben “contar la otra parte de las historias del narcotráfico, sin negar la existencia de estos personajes”.

“Para nosotros sería una frustración que México viviera lo que nosotros vivimos en la década de los 90 y 2000, con el daño que nos hizo Pablo Escobar, por eso es importante tomar la decisión de contar la historia”, comentó Villa Mejía.

De esta manera surgió la idea de demoler el Edificio Mónaco, que en la década de los 90 representó uno de los escenarios más violentos de Colombia, donde fueron asesinados cerca de 614 policías, además de 46.612 ciudadanos, y que actualmente es reconocido debido a los ‘narco tours’ que muestran las casas de Pablo Escobar.

El 23 de febrero se realizó la demolición de dicho recinto, con la idea de construir un parque que haga honor a las víctimas de esta guerra y se espera recibir a las más de 200 personas que fueron impactadas por los sucesos y que actualmente se encuentra cubierto de lonas e imágenes de los fallecidos.

Además, existe la Casa de la Memoria, en donde se homenajea a todas las víctimas que dejó la guerra contra el narcotráfico en la ciudad de Medellín, que en 1991 fue calificada como el lugar más peligroso del mundo.

“Hay que reconocer cuál fue la otra parte de la historia, que aquí hubo víctimas, hubo dolor, hubo gente valiente que incluso fue capaz de dar la vida por combatir a esos ilegales”, finalizó el secretario privado de la alcaldía de Medellín.

Los riesgos de las narcoseries

De acuerdo al antropólogo social mexicano Ricardo Legarda Vázquez, las narconovelas contribuyen a la idealización y aspiración de convertirse en narcotraficante entre los jóvenes de la clase baja, mientras que, curiosamente, entre los de clase media alta provoca una suerte de naturalización o desestigmatización a su condición de criminales.

De acuerdo a Legarda, estos productos transmiten que existe una vía más fácil para conseguir dinero y poder que la del esfuerzo, el estudio y actuar conforme a la Ley. Tras iniciar su trabajo de campo en el área educativa entre adolescentes de clase media alta, el antropólogo se sorprendió al detectar que entre sus narrativas resaltaba mucho la cuestión del narcotráfico y la representación del mismo en los medios de comunicación, especialmente la narconovela ‘La Reina del Sur’, propiciando que estos jóvenes tuvieran aspiraciones, anhelos y deseos del estilo de vida propio de los narcotraficantes.

«No que aspiraran a ser narcotraficantes, sino lo que está de fondo, la economía y el poder; todo ello bajo un mensaje claro de que para tener lo que quiero se vale hacer de todo, aunque se trata de destruir, quebrantar o asesinar», explica.

Descubrió que no había una idealización hacia el narco como tal y tampoco un estigma como el de generaciones mayores. No los ven como sangrientos o asesinos. Según Legarda, estas narconovelas suponen una seducción simbólica a estos estilos de vida, llevando a los niños y jóvenes al extremo de pensar: “¿De qué me sirve estudiar?, ¿de qué me sirve hacer las cosas bien?, ¿de qué me sirve prepararme, si alguien que actúa mal le va mucho mejor que a mí?”, considerando el narcotráfico una expresión desbordada del capitalismo.

Vía Yo influyo y La Tribuna

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