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Al llegar a la tercera edad es común que se generen cambios en las funciones corporales por lo que es importante estar atentos a las señales que el cuerpo presenta.

¿Qué es el sistema urinario?

Este sistema está formado por: los riñones, uréteres, vejiga y uretra. Los riñones son los encargados de la excreción de las sustancias de desecho del metabolismo. Estos actúan en el equilibrio ácido básico del organismo y producen la eritropoyetina, hormona que estimula la médula ósea a producir glóbulos rojos.

La nefrona es la parte anatómica que contiene un “filtro” denominado glomérulo que produce un intercambio de sustancias químicas. De esta manera los desechos y el agua sobrante salen de la sangre y entran al sistema urinario.

Prevención ante todo

saludEn los últimos años se ha generado un debate sobre el rango de función renal normal y el ritmo de progresión de enfermedades renales en el adulto mayor. Ante esto, varios estudios revisan los factores de mal pronóstico asociados a enfermedades renales crónicas como: proteinuria, episodios de fracaso renal agudo, insuficiencia cardíaca y el papel del ácido úrico, beneficiándose así del seguimiento por nefrología para evitar daños progresivos.

El filtrado glomerular (FG) en pacientes ancianos disminuye discretamente respecto a adultos jóvenes. Además, esa reducción del FG se vincula estrechamente a la existencia de enfermedades asociadas, como hipertensión arterial (HTA) o Insuficiencia cardíaca (IC).

Prestemos atención a la proteinuria

La presencia de proteinuria es un signo primordial de daño renal. Numerosos estudios han demostrado que la proteinuria es un factor de riesgo muy importante de disfunción renal y de mortalidad cardiovascular. Un FG disminuido, unido a la presencia de albuminuria (presencia de proteína albumina en la orina), se asocia con un riesgo elevado de desarrollar nefropatía terminal.

Insuficiencia renal aguda (IRA)

La IRA es una pérdida brusca de la función renal que se traduce en el cúmulo de productos de desecho y disregulación en el equilibrio hidroelectrolítico. En las personas de tercera edad, varios factores además de procedimientos, diagnósticos o terapias invasivas practicadas con más frecuencia en este grupo poblacional, han contribuido a aumentar la incidencia de IRA. Si a esto se suma la edad, se convierte en un factor de riesgo de no recuperación de la función renal tras sufrir un episodio de IRA.

Lo más importante en estas situaciones es siempre tratar de mantenerse informado para poder prevenir el desarrollo de enfermedades crónicas o que puedan ser irreversibles.

 

Por: Dr. Eduardo Rizo

Medicina Interna del Hogar del Corazón de Jesús de la JBG

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