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No todos lo entienden y muchos ni si quieran les parece algo valioso… pero debemos conocer sobre la fortuna de crecer con mascotas.

Si me pidieran contar una memoria feliz de mi infancia, las primeras y más apreciadas sin duda, son aquellas en las que tuve la oportunidad de vivirlas con un perro y un gato.

Crecí en un pequeño pueblo llamado Capacho rodeado de montañas verdes en los Andes venezolanos, toda mi infancia transcurrió en ese escenario acompañada de la familia entera junta y con mis abuelos como parte fundamental y diaria de nuestra crianza.

Por fortuna, fue precisamente mi abuela quien tuvo siempre la idea de contar en casa con la compañía de un perro o un gato (durante muchos años, tuvimos la dicha de tener ambos) y es que ella también creció con su adorado gato negro con el que tiene las más lindas historias y desde entonces, parece que no puede concebir la vida sin la compañía de una mascota.

Beneficios

Mucho se habla de los beneficios que reciben los niños al crecer con una mascota y sin pensarlo, puedo decir que esos y muchos otros son ciertos y si aún no los conoces te invito a leer al respecto.

Uno de los que considero más importantes y que agradezco como adulta es la transmisión de valores y es que como humanos considero tremendamente importante ser seres responsables, empáticos y contar con una visión de vida creada desde el amor.

Me gusta pensar que soy la adulta que quiero ser debido a que desde muy pequeña tuve la experiencia de amar a un animal y gracias a eso tener relaciones personales maravillosas que van desde tener la complicidad con mi hermano mayor para ayudar animales, crear amistades maravillosas que han tenido como punto de partida el proteccionismo animal, hasta conocer el amor de pareja.

 

 

Algo que atesoro

Una memoria muy atesorada de mi infancia es el de esa complicidad desarrollada con mi hermano para ayudar a los animales sin hogar y es que una vez de niños fue cuando íbamos caminando al colegio saludábamos en la calle a los perritos y tuvimos este pequeño diálogo:

“- ¿Qué haremos con ellos cuando seamos grandes?

– Tener una casa muy grande para llevarlos a todos a vivir con nosotros.”

Y es que mi hermano y yo éramos proteccionistas sin saberlo desde que tengo memoria… Pues a los perros y gatos de la cuadra donde vivíamos, los alimentábamos (acción que aún se lleva a cabo en casa de mis abuelos) y más de una vez llevamos cachorros a casa a ser parte de nuestra familia… Después de aguantar un par de regaños de mi mamá y de mi abuela, ese lazo creado entre nosotros a partir del amor a los animales es uno que aún se mantiene a pesar del tiempo y la distancia.

 

 

Amar a una mascota desde niño

No todos han tenido la suerte de poder amar desde niños a una mascota, hay quienes lo descubren durante su vida adulta y de lo que estoy segura es que a cada quien le llega ese amor en el momento indicado, si tienes hijos crecer con mascotas les hará la vida mucho más feliz y despertará nuevos sentimientos que serán claves para toda su vida y si eres adulto y dudas acerca de tener una mascota, te invito a que adoptes una, porque sin duda la vida te cambia para mejor, no hay amor más sincero y desinteresado que el que recibirás de una mascota brindándote una de las experiencias más satisfactorias, porque amar a un animal no vale la pena, es algo que vale toda la alegría.

Lejos de casa mantengo todos aquellos valores y el amor que me han llevado a ser proteccionista durante mi vida, ahora en Ecuador tengo la fortuna de pertenecer a Fundación Revida donde estamos convencidos que esterilizar es una de las mejores formas de amor que podemos dar a estos seres, esperamos tener vida y contar con ustedes para lograr el sueño: un Ecuador sin animales callejeros.

 

 

Escrito por: Yordana Delgado.

 

 

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